Roger Atkins, de 55 años, estaba siendo investigado por falsificar las cifras de sus pescas y vulnerar la normativa del sector, por lo que hace dos años decidió fingir su propia muerte.
Haciéndose pasar por su mujer escribió una carta a la Agencia de Marina y Pesca en la que les aseguraba que había muerto de un infarto. Además, para hacer más creíble su historia escribió su propio obituario en una publicación del sector.
“La gente encontraba en él un caballero del mar, con un gran sentido del humor; alguien que siempre estaba dispuesto a ayudar a cualquiera", afirmaba Atkins de sí mismo en la revista Fishing News, en un artículo que difundió el sitio español 20minutos.es
Las autoridades no tardaron en descubrir el engaño del pescador y actualmente Atkins enfrenta 21 acusaciones por múltiples infracciones de la regulación marítima y una causa por obstaculizar la investigación al fingir su muerte.