Respecto de la psicoterapia psicodinámica “se trata de la evolución del psicoanálisis que toma los principios, aportes y los aspectos técnicos de todas las escuelas de psicoanálisis, integrados y sistematizados en un enfoque donde varias cosas cambian como ser el rol activo del terapeuta quien no se limita solo a escuchar y hacer algunas intervenciones puntuales, sino que recurre al uso de varias intervenciones, adecuadas a lo que necesita cada persona. Preguntar mucho, devolver lo que el paciente trae a la consulta para que justamente el mismo paciente se lleve algo, un aprendizaje de la sesión y siempre en el marco de un clima conversacional; es decir un diálogo que es el marco dentro del que nos movemos. Es un trabajo que se va haciendo hasta llegar a la comprensión de los problemas del paciente. En el entendimiento que las personas desarrollen, amplíen o recuperen su capacidad de reflexión y pensamiento. Por eso yo trato de presentarme como un terapeuta psicodinámico”, responde Jorge Libman, quien recibió a rosario3.com para dialogar sobre el tema; y agregó: “Un modo de salirnos de esquemas cerradamente ortodoxos.
Y continuó diciendo: "Pertenezco a la escuela que enseña que toda teoría y práctica debe poder ser interrogada y cuestionada. Un modo de interpelar la teoría. No podemos invitar al paciente que se cuestione y no cuestionarnos nosotros el modelo teórico que usamos.
En las escuelas y en ciertas islas autoritarias de los centro de estudios se refuerzan metodologías que permanecen blindadas ante las críticas y los cuestionamientos”.
- ¿Cómo fue tu formación?
- Viví experiencias diversas, tanto en la formación acá en Rosario y luego, con mi decisión de emigrar a Buenos Aires, para seguir formándome, capitalizando todos los espacios de formación, tan ricos, tan variados y, a la vez, tan únicos y propios de Buenos Aires.
Vengo de un hogar de médicos, abuelo, padre y hermano mayor, lo que me llevó a ser muy cuidadoso para completar mi formación en la facultad y decidí realizar la residencia.
El estar lejos de mi lugar, pude acercarme a lo que llamamos “realidad”, la que no pude visualizar mientras cursaba la facultad, ese laboratorio, necesario, pleno de teorías al que hay que aplicarlo en la “realidad”.
- Tuviste la fortuna de estudiar en lo que muchos llaman en el mundo, “la capital mundial de psicoanálisis”.
- Sí. Además tuve la oportunidad de hacer una rotación por servicios de salud mental en Londres. Un lugar emblemático, histórico para el desarrollo del psicoanálisis y de la psicología. Pero Buenos Aires y Argentina tienen una oferta de estudios y formación en psicoanálisis que son únicos en el mundo.
- ¿Cuándo hablamos de estudios y formación, en su caso, hablamos también de práctica?
- Siempre ejercí docencia y práctica, en todos los lugares donde estuve. Fui docente en la Facultad de Psicología de la UNR, y en las instituciones dedicadas al estudio del psicoanálisis y la psicología.
Pero la práctica me ha permitido exponer lo aprendido, conceptos e ideas. Es algo que en general no se enseña en la Universidad. Esa enseñanza de la práctica en mi caso la pude obtener en Buenos Aires en otros espacios de formación y lo ratifiqué cuando me abrí a recibir e incorporar otras corrientes de pensamientos que salen de la metodología del trabajo ortodoxo. De allí mi búsqueda de un enfoque amplio e integrador que es el que realizo desde hace tiempo y me interesa difundir
- ¿Aquí es donde el ámbito de la consulta se acerca al proceso del aprendizaje?
- Cuando hablamos del modelo integrador, se considera a la persona como un sujeto pisicobiosocial; que es persona. Observamos la salud de la persona y sus interconexiones entre salud física y salud psíquica, desde que recibimos al paciente nos ubicamos en ese lugar; cuando confeccionamos juntos la historia clínica al paciente lo interrogo sobre sus hábitos de salud y sobre sus enfermedades. Me interesa saber TODO sobre esa persona; no estoy entrevistando a un sujeto del inconsciente; frente a mí está una persona con su personalidad, carácter, temperamento aspectos sus inconsciente; es decir, UNA PERSONA, y creo que esto se ha perdido en la práctica del psicoanálisis. Ante una persona que me relata sus hábitos de salud y sus enfermedades puedo recomendar un médico, pensar juntos en cómo cuida su salud, en cómo aprende a registra a su cuerpo; si puede percibir las señales que le indica su cuerpo de que algo no está funcionando bien; de cómo se ve recargado de angustia y eso genera reacciones psicosomáticas. Creo que es ese sentido hay en este encuentro con el paciente, una tarea de educación y aprendizaje.
En esto debemos interpretar correctamente a Freud cuando decía que no había que educar; en él podemos entender que se refería a que no hay que educar para una ideología, para la imposición de una idea propia. Pero sí educar en el sentido de transmitir ideas conceptos relacionados a lo que la persona puede aprender; sería un espacio de aprendizaje para su cuidado.
- ¿Tomando el concepto de educación de Paulo Freire para quien educar es un ida y vuelta entre dos; una construcción entre dos; donde ambos salen de su ignorancia?
- Sí. Este aporte me ilumina para pensar lo siguiente: de los pacientes aprendemos sus formas de cuidar su salud y durante estos 25 años que llevo de práctica y aprendizaje que es mi experiencia profesional, yo he aprendido de los pacientes sus diversos modos de cuidares y me he abierto al aporte de distintas disciplinas, de terapias alternativas e integrativas, y he incorporado recursos tales como yoga, reiki, acupuntura. He aprendido a entender y acompañar y fomentar las diversas formas de cuidarse que los pacientes nos traen. He aprendido el enorme aporte que les significa a los pacientes su fe y su religiosidad. Todas cuestiones que el enfoque ortodoxo desconoce.
Consultorios “Alvear”, Alvear 1768
Rosario