Racing Club de Avellaneda, campeón. Después de 13 años, la hinchada de la Academia, más acostumbrada a sufrir que a celebrar a lo largo de la historia más reciente, pudo poner su grito en el cielo, con el triunfo por 1-0 sobre Godoy Cruz que le garantizó el primer puesto al completarse el torneo de primera división 2014.
Racing, cuyo último título fue el Apertura 2001, terminó el campeonato con 41 unidades, dos más que River, que lideró la mayor parte del certamen. Así, la Academia celebró un título por octava vez en el profesionalismo (tiene otros nueve títulos amateurs).
El único gol del encuentro disputado en un estadio Juan Domingo Perón colmado como pocas veces fue convertido por Ricardo Centurión a los tres minutos del segundo tiempo.
El conjunto de Diego Cocca evitó así depender del resultado de River, que venció a Quilmes por 1-0 y hubiese forzado un desempate si el elenco de Avellaneda no hubiera ganado.
Racing fue muy superior a su rival. No fue su mejor partido, pero dominó a su rival durante todo el primer tiempo y transformó en figura al arquero Sebastián Moyano.
En el complemento, el gol tempranero con un cabezazo de Centurión que un defensor no logró rechazar llevó tranquilidad y festejo. Racing siguió atacando aunque con menor superioridad y por momentos sufrió. Pero el pitazo final de Diego Ceballos desató una alegría interminable para el nuevo campeón.
Un equipo que supo resurgir
En silencio, casi sin darse cuenta, Racing llegó a esta instancia definitoria con la oportunidad de conseguir un nuevo título tras 13 años de abstinencia, ya que durante casi todo el certamen fue River, jugando el mejor fútbol y concretando las actuaciones más relevantes, el equipo que parecía no tener escollos en el objetivo de dar una nueva vuelta olímpica.
Pero nada es casual sino causal y hay evidentes motivos para determinar el por qué de este final, con un Racing que en un determinado punto del certamen vivió una caótica situación y hoy celebra el título y un River que llegó a esta fecha final corriendo de atrás cuando casi siempre fue líder sin máculas.
Racing inició el certamen con la dirección técnica de Diego Cocca con la intención de plasmar un juego asociado, con buen trato de balón y posesión segura desde la misma salida de su campo, pero con el correr de las fechas y las urgencias el esquema sufrió una mutación que derivó en esta gran campaña.
Tras un agosto negro, con la derrota en el clásico ante Independiente y la eliminación de la Copa Argentina ante Argentinos Juniors, sumadas a declaraciones desafortunadas de Cocca indicando que prefería perder ante el rival de siempre pero pelear el título, situación que finalmente se produjo, Racing cambió y pasó a ser un equipo diferente, con otros nombres, menos gestación de juego (no tuvo enganche), muy práctico y efectivo en la definición y con una sólida defensa.
El punto de inflexión para este Racing fue el clásico ante Boca en la Bombonera, que perdía 1-0 y fue suspendido por lluvia a falta de 33 minutos y en la reanudación lo ganó por 2-1.
Para que el equipo funcione de la manera en que lo hizo en este tramo final y le permitió ganar 25 unidades de las últimas 27 y con 584 minutos sin goles en contra, Cocca encontró la columna vertebral ideal.
Sebastián Saja en el arco en gran nivel, una consolidada dupla central con Luciano Lollo y Yonathan Cabral, un 5 que corta y juega como Ezequiel Videla, el jugador diferente y el emblema como Diego Milito y un goleador como Gustavo Bou, quien llegó como un simple suplente y cuestionado por todos y sumó 10 tantos en la campaña siendo fundamental en la formación.