Una modelo argentina de 1,80 metro de altura y 55 kilos debió resignar abultados contratos en las pasarelas de París por rehusarse a adelgazar ante los clientes a quienes se presentó, que la encontraron demasiado "rellenita" para promocionar sus marcas, pese a que su masa corporal se encuentra por debajo de los parámetros dispuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).