Nadie esperaba un resultado así en el partido debut del grupo B de la Copa del Mundo, precisamente el que reeditaba la final de Sudáfrica 2010. Y mucho menos cuando España, el campeón vigente, se puso en ventaja en el primer tiempo con un tanto de penal marcado por Xabi Alonso tras una clara falta sobre el brasileño nacionalizado español Diego Costa. Pero sobre el epílogo de la primera etapa llegó el empate a través de una formidable palomita de Robin Van Persie, y fue el principio de la catástrofe española.