Hernán Funes

En Rosario, la ciudad que lleva tiempo albergando a grandes eventos deportivos, comenzó este lunes otra semana trascendente. Con el desembarco de Australia, que desde anoche se aloja en un hotel céntrico, el foco está puesto en el Rugby Championship, el certamen que tiene a Los Pumas compitiendo ante los mejores del mundo y que llega por segundo año consecutivo al Gigante de Arroyito.

El kick off, previsto para las 19.40 del sábado, será el principio del fin: es la última fecha y el cierre de una etapa en el calendario de Los Pumas, que están juntos desde julio pasado para enfrentarse a los poderosos Wallabies, Sudáfrica y Nueva Zelanda. Y como aún no cosecharon ninguna victoria en estas dos temporadas en la elite del rugby mundial, tal vez sea ésta la oportunidad para dar el gran golpe en la escena internacional.

El seleccionado argentino tiene todo y necesita explotarlo para, justamente, explotar de una vez por todas. Para eso tendrán que jugar, como ya quedó demostrado en estos once partidos que lleva en el certamen en el que está en calidad de invitado por la Sanzar (la entidad que agrupa a los tres gigantes del hemisferio sur), ochenta minutos de máxima concentración y sin errores. Obtención, disciplina, orden defensivo, efectividad a los palos y aprovechar cada pelota de calidad para vulnerar el ingoal rival. La entrega, parte de la mística del conjunto capitaneado por Juan Fernández Lobbe, salió a flote después de aquél duro inicio ante los Springboks en Soweto y está intacta.

Será, sin dudas, una noche emotiva. Así como el test del 2012 fue la despedida de Rodrigo Roncero, será ésta la de Felipe Contepomi, un emblema del rugby argentino en los últimos 15 años. Felipe, otrora capitán, dejó la actividad a nivel internacional y, si sale a la cancha el sábado, alcanzará los 87 caps para convertirse, en soledad, en el jugador que más veces defendió la camiseta celeste y blanca.