Pese al mal tiempo y como ocurre cada año, los fieles rosarinos inundaron la iglesia de San Cayetano ubicada en Buenos Aires al 2100 para expresar su fe y agradecimiento al santo patrono del trabajo. Tras la misa central realizaron una breve caminata por el barrio.

El monseñor José Luis Mollaghan estuvo a cargo de la ceremonia y, en diálogo con la prensa, pidió por el acceso al trabajo y una vida digna para todos y este año dedicó parte de su discurso a repudiar el narcotráfico.

El arzobispo de Rosario condenó el “flagelo de la droga” a la que comparó con una “mancha de aceite que invade todo" y reclamó al Estado y la sociedad en su conjunto “hacer más” para ayudar a los adictos y sacar a los jóvenes de ese circuito.

Si bien la tradicional peregrinación por las calles del barrio se había suspendido por la lluvia, finalmente se hizo este martes a la tarde un breve recorrido con la importante cantidad de fieles presentes. Había por ese motivo un operativo de tránsito en las inmediaciones de la iglesia, por las calles La Paz, Juan Manuel de Rosas, Cerrito y Laprida.

Miles de fieles en Liniers