Las canchas de Bella Vista eran un verdadero lodazal este jueves por la mañana, luego de la intensa lluvia que cayó sobre la región. Sin embargo, a Rolando Schiavi no lo asustó la geografía del lugar de entrenamiento y exigió al máximo su aductor izquierdo, ese que lo tiene a maltraer y que no lo deja vivir la previa del clásico con tranquilidad.