Un ecologista se queda "pegado" al premier británico en protesta por el cambio climático
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Se llama Dan Glass y forma parte de la ONG Plane Stupid que lucha por frenar el impacto de la aviación en el medio ambiente. Se pegó con un material instantáneo al brazo de Gordon Brown para que éste le prestara atención.

FOTO CASERA. La pegajosa protesta, tomada por una cámara de Plane Stupid.
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Esta vez no fue una protesta masiva. Ni se subieron al techo de la residencia de Gobierno ni hubo enfrentamientos con la Policía. Esta vez, los ecologistas encontraron una manera más sencilla –pero igual de efectiva- de llamar la atención. Dan Glass, miembro de la ONG Planet Stupid, se pegó con "superglue" al primer ministro británico Gordon Brown.

El objetivo de Glass era que el premier británico no se le escapara al plantearle sus quejas por la ampliación del aeropuerto de Heathrow. Es que Planet Stupid lucha contra el impacto de la aviación en el medio ambiente, y el crecimiento de los aeroparques es cada vez más nocivo, según la entidad.

Glass, estudiante de 24 años, logró ingresar  en el 10 de Downing Street, la residencia del primer ministro, sin violar ninguna barrera de seguridad. Al contrario, había sido invitado especialmente. La Fundación Sheila McKechnie, que apoya el ingenio de los activistas del mundo, le entregaba un premio por su protesta anterior en contra de la construcción de una tercera pista en Heathrow.

El 27 de febrero de este año, un grupo de Plane Stupid había violado la seguridad del Parlamento británico y llegado el techo del edificio para mostrar el perjuicio que sufrirán los vecinos con la ampliación de los aeropuertos.

Cuando el premier Brown se acercó para entregarle el premio, Glass lo agarró del brazo. Tenía la mano embadurnada con "superglue", un fuerte pegamento instantáneo. Agarrado, el primer ministro no tuvo más remedio que escuchar los cuestionamientos del activista.

"Me acabo de pegar a su brazo. No se preocupe, es una protesta no violenta", le dijo a Brown y le preguntó por qué no había atendido a los residentes cercanos al aeropuerto de Heathrow que se oponen a la ampliación.

Tras 30 pegajosos segundos, Brown logró zafarse de Glass. "El primer ministro pudo soltarse sin problemas", aseguró el activista que lamentó que el premier se tomara el incidente como una broma sin importancia. "Puede soltarse de mi brazo, pero no puede soltarse del cambio climático", remató Glass.