Un equipo de investigadores dirigido por Patricia Keenan, de la Universidad de Yale, Estados Unidos, analizó los datos médicos de 20.221 individuos con sobrepeso y 7.764 fumadores. El resultado mostró que tras sufrir un infarto cerebral u otra dolencia, los fumadores eran tres veces más propensos a dejar su adicción. Los obesos por su parte ante un problema físico demoran más en bajar de peso.

Al evaluar los datos, los investigadores también comprobaron que los pacientes con sobrepeso que descubrían un trastorno grave, como la diabetes o una enfermedad cardiovascular también conseguían reducir su peso. Sin embargo, estas pérdidas no eran muy altas. Según sus datos, los individuos con diabetes analizados perdían algo menos de dos kilos tras conocer su dolencia y la reducción apenas llegaba al kilo y medio en los participantes a los que se le diagnosticó un problema de corazón.

"Esto hace preguntarse si la pérdida de peso fue realmente el resultado de una mayor motivación del paciente o, en cambio, se debió a los cambios fisiológicos asociados a patologías como la diabetes", exponen Sherry Pagoto y Judith Ockene, autoras de un editorial que acompaña a este trabajo en la revista médica ’Archives of Internal Medicine’.

Según sugieren, una de las razones que podría influir en esta escasa reducción de peso es que "el consejo del médico tiene un impacto limitado". "Son necesarios servicios de apoyo especializado con los que los pacientes puedan contar", remarcan.

Keenan coincide con su punto de vista. "Las autoridades y los especialistas deberían considerar distintos esfuerzos adicionales que tengan como objetivo informar sobre los beneficios de adoptar hábitos de vida saludables".

Fuente: Télam