La Biblioteca Argentina, una histórica institución rosarina que cuenta con más de 55 mil socios, comenzará una semana de festejos por sus 100 años de historia. Desde el lunes 23 al martes 31, con entrada libre y gratuita, se realizarán numerosas actividades para conmemorar el centenario.

La propuesta incluye una serie de conciertos con la participación del Ensamble Municipal de Vientos, Escolaso Trío, Misael Pereyra y Gabriel Sánchez de la Vega, y una batucada de la Sociedad Filarmónica Terror do Corso.

Además, los martes de julio se realiza el ciclo Cine en la Biblioteca, con una programación que vincula el séptimo arte con la literatura.

Por otra parte, durante todo el mes se puede visitar la muestra Documentos, que reúne una selección de manuscritos originales, libros antiguos y objetos históricos que son propiedad de la institución.

Historia

La Biblioteca Argentina surgió a partir de un proyecto de Juan Álvarez, abogado, historiador e intelectual de nuestra ciudad, que juzgó apropiado que Rosario se sumara a los festejos del Centenario de Mayo erigiendo un monumento a la cultura y al estudio.

La ciudad portuaria, que atravesaba por esos años de principios de siglo un momento de esplendor económico, y que había incorporado a su población decenas de miles de inmigrantes, inauguraba de este modo su tradición de instituciones culturales emprendedoras.

El proyecto con un fuerte acento en lo nacional, recordaba el tono de las ideas de la época, en las que había serias preocupaciones por el destino de la identidad argentina que amenaza diluirse en un mar de inmigrantes.

La exclusividad de obras nacionales finalmente no fue incorporada y la biblioteca inicio su colección con un fuerte perfil enciclopédico y universal.

El 7 de septiembre de 1910, el mismo día en el que la Biblioteca Nacional celebrara sus cien años, se colocó la piedra fundamental de la futura institución, primera en su género en la provincia de Santa Fe.

El 24 de julio de 1912, se realizó la inauguración oficial, ceremonia que incluyó la presencia de Joaquín V. González, rector de la Universidad de La Plata y uno de los intelectuales más importantes de la Argentina de fin de siglo. El respaldo de González otorgó un fuerte impulso a la naciente biblioteca; el escritor, entusiasmado por el nuevo proyecto, pronunció las palabras que hoy se leen en su puerta de acceso: “Conocer es amar; ignorar es odiar.”

La colección inicial estaba formada por 9.000 ejemplares, conseguidos gracias al esfuerzo de Álvarez y del primer bibliotecario, Alfredo Lovell. A medida que los rosarinos empezaban a frecuentar la nueva institución, se propuso a los lectores que sugirieran los títulos para la compra.

Juan Álvarez renunció a la dirección de la biblioteca en 1913 y en su lugar asumió Camilo Muniagurria, quien estuvo al frente de la institución hasta 1937, encargándose de afianzar y expandir el proyecto inicial de Álvarez, incorporando nuevos servicios y transformando la biblioteca en el referente cultural de la ciudad que es hasta el día de hoy.