"En el primero de ellos, el paciente ejerce presión mecánica en la pierna una vez al día con una fuerza tres veces superior a su peso y así se activa el mecanismo de los tornillos que estiran el hueso", declaró Hasan Havitçioglu, miembro del departamento de ortopedia que ha desarrollado el invento.
En la segunda variante, los tornillos actúan en conexión con un sistema de control remoto que el usuario activa mediante un código personal que pone en marcha el mecanismo. Según sus diseñadores, el artilugio garantiza un crecimiento de un milímetro al día y, al finalizar el tratamiento de tres meses y medio, se conseguirían hasta diez centímetros más en la tibia y quince en el fémur.
"Estos dos métodos difieren de otros procedimientos de crecimiento en que son menos dolorosos, reducen a la mitad el tiempo de tratamiento y eliminan la posibilidad de infecciones", indicaron sus creadores. Los científicos explicaron que este invento puede ayudar a quienes sufren traumatismos o una desigual longitud de las extremidades.
"No encontraríamos apropiado que se usase en personas que quieren ser más altas para emprender una carrera como modelos", afirmó Havitçioglu, rechazando el uso estético del ingenio. Este proyecto ha sido financiado por el Consejo de Investigación Científica y Tecnológica de Turquía y la Organización de Planificación Estatal.