Esta noche llega la obra TOC TOC a la ciudad. En el marco de una gira que contempla 17 funciones en Rosario (tres agregadas por entradas agotadas) la puesta que aborda con humor un tema de estudio científico, el llamado Trastorno Obsesivo Compulsivo o TOC, es furor. El estreno es este jueves a las 21, en el Auditorio Fundación, Mitre 754, y se queda hasta el domingo 28, a las 22.
La historia es muy simple: seis personas se encuentran en el consultorio de un afamado psiquiatra –el Dr. Cooper– con el deseo en común de erradicar los mecanismos mentales que activan sus Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC). En el listado se cuentan la aritmomanía, la nosofobia, los rituales de verificación o repetición, y la compulsión por el orden y la simetría. Y, mientras el especialista no aparece, ellos deciden resolver sus trastornos con más ensayo que pericia. Es así que deciden armar un grupo terapéutico de urgencia y confiarse sus desórdenes emocionales, como para amenizar la espera.
La comedia fue escrita por el autor francés Laurent Baffie y se estrenó en París, en 2005. Tuvo versiones en distintos países. En Argentina fue adaptada por Jorge Schussheim y dirigida por Lia Jelín, y está protagonizada por Claudio Da Passano, Patricia Echegoyen, Osqui Guzmán, Malena Figo, Mara Bestelli, Juan Grandinetti y Leticia González de Lellis.
A TOC TOC la vieron, desde su estreno en 2011, cerca de un millón de espectadores. La obra cuenta en la actualidad con dos elencos –uno en Buenos Aires y otro en gira–. ¿Donde radica el éxito?
“TOC TOC es un mar en oleaje constante. Sabíamos del éxito, pero terminamos sorprendidos”, reseña Osqui Guzmán, uno de protagonistas de la apuesta, en diálogo con Rosario3.com, y añade: “Abordar los trastornos compulsivos es un tema relativamente nuevo y la gente lo está descubriendo. Hay algo tranquilizador: que tiene tratamiento. Antes, a quienes tenían estos trastornos se los tomaba de locos".
Guzmán, personifica a un taxista en la obra, que es el que une los personajes y asume que tiene todas las respuestas. Pero es su mujer quien le saca el turno para ver al especialista.
— Parece que te vas a quedar a vivir en la ciudad
— (Risas). Es interesante sacar las obras de gira. Porque, si se arman obras sólo para girar, por qué no al revés: presentar un producto que está en Buenos Aires a todos el país con la misma calidad y al mismo tiempo.
— Hablás de un aspecto tranquilizador, de una necesidad de identificarse también
— Hay algo de eso. En las funciones descubrimos gente que hace: «Ay (y estira el grito), yo conozco una persona así�». Me reconozco en una persona así, con determinada manía. Y sino, aprendé a leer lo que ellos hacen como manía, por más que no estén dentro de los personajes
— Una forma de asomar a lo que esconde la locura..
— En teatro decimos que lo valioso de una obra es encontrar el mito que encierra. Bueno, hay algo alrededor de la locura de los personajes que tiene que ver con eso de lo que no se hablaba y de lo que hoy la ciencia echó mano, en el sentido de que se sabe que son trastornos que se pueden tratar.
— ¿Y cómo interviene el humor ahí?
— Está mirado desde la comedia. El humor ayuda a ver a los temas de un modo más inteligente y también uno se alivia del dolor de los personajes. Todo lo que sea tratado con humor apunta a la inteligencia del espectador, que empieza a ver la escena de un modo tal que aprende con los personajes a resolver los problemas. Además está la apuesta que montó Lía Jelín, que es una delicia para el actor. Es como un decir: andá y divertite
— ¿Cómo trabajaste el personaje?
— Es la cuarta vez que Lía monta la obra, entonces tenía mucha data. Luego está el hacer propio, que es un trabajo más arduo. Encontrar los personajes de un modo más cercano. Y para nosotros, en particular, encontrar estos personajes desde un lugar más neutro. Porque el estado de locura es lo primero que aparece, hay que separar lo que es ficcional de lo real, y lo que los personajes provocan con en el cuerpo mismo. Y ahí está el tema: en cuanto los forzas un poco se te notan los hilos, te haces el loco.
— ¿Te asusta o te divierte que el público se identifique con los personajes?
— (Risas) Es muy divertido. Nosotros mismos vamos descubriéndonos y el público hace lo mismo. Es un poco lo que propone la obra, que aborda un amplio espectro de los enfermos mentales con los distintos trastornos que tienen los personajes. Pero con el humor se busca un poco desmitificarlos, que pueden vivir y tener logros para su vida. Estos trastornos son de la vida cotidiana y se formaron para tratar de enfrentar el mundo de hoy, un mundo de locura que te aliena. Uno se agarra de determinadas manías, situaciones que repetís para mantener tu lugar de ritual. Pero cuando esto se transforma en una obsesión, aparece la enfermedad.