“El organismo es tan sabio que la temperatura interna es la correcta y es por eso que cuando se lo expone a temperaturas muy elevadas, el sistema metabólico necesita mayor energía y cuando es más baja la temperatura exterior, trabajan menos como los animales que invernan”, explicó el médico.
En este sentido, sostuvo que cuando hace mucho calor “refrigerar el ambiente no es bueno” y agregó: “Se aconseja regular el termostato entre 24 y 26 grados”.
Según manifestó, esa temperatura es la ideal para que el cuerpo no sienta el calor y por otra parte, evita el “choque” con el exterior, cuando se sale del ambiente refrigerado. Además, señaló que la temperatura tan baja seca las mucosas, por lo que se recomienda siempre colocar un recipiente con agua en aquellos lugares donde se prende el aparato.