Erna Cartwright acaba de cumplir cien años, pero parece empeñada en demostrar que la edad no es nada si la salud y las ganas acompañan: celebró su centenario conduciendo al trabajo como todos los días.

El secreto de esta mujer centenaria tiene maravillados a sus vecinos de la pequeña ciudad de Oshkosh, en el estado de Wisconsin (Estados Unidos), no sólo por su longevidad, sino por la intensa actividad que todavía es capaz de desplegar tras 82 años trabajando.

Desde hace sesenta años, Cartwright trabaja como contable de la compañía municipal de taxis de Oshkosh, adonde sigue acudiendo diariamente. Pese a su joven espíritu, ella prefiere utilizar todavía la tradicional máquina de contable con una palanquita, el lápiz y el papel para hacer las cuentas.

"El problema en el mundo de hoy es que hay demasiadas computadoras", contó Cartwright en una entrevista al periódico local "Oshkosh Northwestern".

La anciana explica que, por el momento, no tiene ninguna intención de abandonar su puesto de trabajo, siempre que su jefe Don Davies siga contando con ella.

Cartwright acaba de renovar su carné de conducir por otros ocho años, ante la incredulidad absoluta de la funcionaria que la atendió, según relató la anciana.

"No creo que realmente llegase a comprender que yo cumplía cien años", contó en la entrevista.

Además del trabajo, Cartwright es una persona muy activa en otros campos, como en su cooperación con la asociación de mujeres de su iglesia, y no renuncia a salir a cenar fuera con cierta frecuencia.

Cartwright asegura que no tiene una fórmula mágica para su longevidad, pero que "mantenerse ocupada e ir de un lado para otro" son un buen añadido para su edad.

Sin embargo, pese a tanto trajín y desplazamientos, Cartwright celebró ayer sus cien años en la misma casa que le vio nacer.

Fuente: EFE