De acuerdo a lo publicado este domingo por Clarín, 35 años atrás, un avión de la Fuerza Aérea uruguaya, con 45 pasajeros a bordo -la mayoría jóvenes rugbiers del club Old Christians de Montevideo y que viajaban a jugar un partido amistoso contra Old Boys, de Santiago- estrelló una de sus alas contra una montaña y cayó. Para los sobrevivientes del tremendo accidente comenzó un calvario que duró hasta el 21 de diciembre. Ese día, para sorpresa de las fuerzas de rescate -que hacía dos meses habían suspendido la búsqueda formal del avión y daban por muertos a sus pasajeros-, fueron rescatados 16 de esos jóvenes que durante 72 días superaron la adversidad.
El eslabón que completó esa cadena de milagros fue Sergio Catalán, un arriero chileno, quien avisó a la Policía de la existencia de los chicos. Lo pudo oír con mucha dificultad a Fernando Parrado y Roberto Canessa, dos de los rugbiers que con las escasas fuerzas que le quedaban -habían perdido casi 30 kilos- salieron a caminar en búsqueda de auxilio.
"Cuando los vi, del otro lado del río, lo primero que pensé fue que eran turistas. Pero advertí que me había equivocado. Fue después que oí que gritaban desesperados y que un chiquillo mío, que logró escucharlos, me transmitió algo de lo que decían. Pero recién pude saber quiénes eran realmente cuando leí un mensaje escrito en un papel y atado a una piedra que me arrojaron", hace memoria Catalán, que por estos días está en Montevideo para recordar aquel momento.
El arriero Catalán, que en todos estos años ha mantenido un contacto fluido con los sobrevivientes, anda a sus 80 años en plena recuperación de una operación de cadera en la que varios de los sobrevivientes tuvieron mucho que ver. A través de contactos lograron que gente de Uruguay y Chile se uniera y le donaran la prótesis.
Esta es la sexta oportunidad que visita Uruguay. Está junto a su esposa, Virginia Toro (74) y Paula, su hija menor, la novena, que hoy tiene 31 años. "Todo lo que hoy le ocurre a mi papá, lo vivo como algo normal, crecí con esto", dice. "La amistad se ha mantenido intacta a lo largo de los años. Entre varias cosas puedo decirle que mis padres quedaron muy contentos cuando, hace dos años, tres de los sobrevivientes viajaron al festejo de sus Bodas de Oro".