La resolución sobre Segovia, quien cobró notoriedad al quedar involucrado en una causa acusado de participar en la venta de efedrina a México, fue dictada por la Sala B de la Cámara, integrada por Carlos Pizzatelli, Marcos Grabivker y Roberto Hornos.
El fallo del tribunal ratificó la medida, que incluyó un embargo de 200.000 pesos, dictada hace un par de meses por el juez Ezequiel Berón de Astrada.
Luego de reunir pruebas ofrecidas por la División Causas Penales de la Dirección General de Aduanas (DGA), el juez concluyó entonces que, bajo la falsa identidad de un preso, Segovia recibió de un laboratorio francés aconitina y ricinina, dos sustancias que pueden ser utilizadas como precursores para agresivos químicos.
En el caso de la aconitina, el juez sostuvo que el contrabando se había consumado, mientras que en el de la ricinina, descubierta a mediados de 2006 por personal de DGA en un sobre de correo de Federal Express proveniente de Francia destinado a "Héctor Benítez", Segovia fue responsabilizado en grado de "tentativa".
Los investigadores determinaron que "Héctor Benítez" era un preso al que Segovia le había "robado" su identidad para concretar la importación de las sustancias tóxicas.
Segovia adquirió notoriedad cuando, a fines de 2008, fue detenido por el juez federal de Campana, Federico Faggionatto Márquez, quien lo investiga por la supuesta venta de efedrina a México.
Fue apresado en noviembre último en el en el aeroparque Jorge Newbery cuando estaba a punto de viajar a Puerto Iguazú.
En un posterior allanamiento a su casa del barrio Fisherton de Rosario, se halló dinero, costosos autos, lingotes de oro, armas y relojes marca Rolex.
"No soy el rey de la efedrina, soy el rey del trabajo", enfatizó en su momento Segovia, luego que se lo mencionara como responsable de la exportación ilegal de gran cantidad de esa sustancia.
Antes de la medida de Berón de Astrada, Segovia fue procesado por Faggionato Márquez como financista y organizador de una banda dedicada a la guarda (en la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz), comercio y contrabando de estupefacientes.
Además, fue procesado en otra que instruye el juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky, por presunto envío de 8.000 kilogramos de efedrina a México en paquetes de azúcar.
Cuando fue detenido, el procesado tenía en su poder un documento a nombre de Héctor Germán Benítez, un interno del penal de Sierra Chica.
Una pericia caligráfica, realizada a pedido de la División Causas Penales de la DGA, demostró que la grafía de Segovia coincidía con quien actuaba con aquella "usurpada" identidad.
Sobre los tóxicos que Segovia habría intentado contrabandear, las fuentes informaron que un peritaje químico indicó que ambos son nocivos para la salud y que en la actualidad no se utilizan de manera terapéutica, mientras que organismos oficiales informaron que las dos sustancias "están prohibidas como constituyentes de medicamentos" debido a los efectos nocivos para los seres humanos.
Según la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, la ricinina es un alcaloide que genera convulsiones acompañadas por alteraciones electroencefalográficas en la corteza cerebral, usado como plaguicida, mientras que la aconitina es "uno de los venenos más violentos entre los conocidos".
Tras recibir esos informes, Berón de Astrada citó a indagatoria a Segovia, quien se negó a declarar, pero se consideró probado que "haciéndose pasar por Benítez" intervino en la importación de las sustancias y, como presidente de Excel Import Export, se conectó con el laboratorio Latoxan, ubicado en rue Léon Blue 2600, de Valence, en Francia.