Mediante mediciones realizadas con electroencefalografía (EEG), los investigadores demostraron que cuando refrenamos un impulso motor o cuando reprimimos un recuerdo, se activan las mismas regiones cerebrales. Y que, de la misma manera que podemos practicar el control de los impulsos motores, también podemos entrenarnos para reprimir recuerdos.
Los científicos señalan que hay muchas situaciones, como la depresión o el trastorno por estrés postraumático, en las que el olvido puede resultar útil. Pero también alertan de que las posibles consecuencias de la represión deliberada de recuerdos aún no se comprenden bien, y que dicha represión a menudo se manifiesta en forma de reacciones psicológicas.
Fuente: Tendencias 21