“Te quiero mucho”. Varias veces dijo Cristina Kirchner en su discurso en el acto de “defensa de la democracia” que estaba ante “la plaza del amor”. Acaso hayan sido esas palabras las que ablandaron a Néstor Kirchner, que cuando su esposa terminó de hablar le dio un efusivo abrazo y le pronunció al oído esas tres palabras que no fueron íntimas porque se pudieron leer los labios a través de la televisión.
Un gesto de ternura –¿sincero o actuado justamente para esas cámaras?– luego de un discurso en el que la presienta volvió a mostrarse dura y en el que variamente forzó la voz hasta quedarse casi sin ella.
El presidente estuvo detrás de Cristina en un palco en el que se buscó dar una imagen más civilizada, al menos en los lugares centrales que enfocaban las cámaras de TV. No, esta vez en las pantallas no se veía a Luis D´Elía, que llevó una columna importantísima a la plaza, sino un grupo de artistas como Horacio Fontova, Coco Silly y Daniel Aráoz. El piquetero oficialista tuvo su silla en el palco, pero en un costado, en un lugar marginal.
Pero el que tenía el lugar más cercano a la presidenta era Ignacio Copani autor de un tema que se convirtió en himno kirchnerista en estos días. “Cacerola de teflón, volvé al estante,/que la calle es de las ollas militantes,/con valiente aroma de olla popular”, dice el estribillo.