Paro, diseñado para ser empleado en el cuidado de ancianos, mide 57 centímetros, está cubierto por piel artificial y se comporta de manera cariñosa cuando se le acaricia. Las reacciones del robot son diversas dependiendo de la acción que se ejecute sobre él.
La foca artificial pesa 2,7 kilos y puede mover cabeza y aletas, además de emitir los sonidos propios de una cría de foca. Diversos test demostraron los poderes curativos de Paro, como por ejemplo la reducción del estrés y de la depresión.
Paro comenzó a ser comercializado hace tres años por un precio de 3.211 dólares y la empresa ha recibido desde entonces pedidos de mil unidades, en su mayor parte de ancianos que viven solos y de centros de atención para personas mayores.
El director de cine danés Phie Ambo ha producido un documental sobre la relación entre humanos y robots en el que se muestra a ancianos europeos y japoneses interactuando con Paro. Ambo afirmó que ha observado como Paro ha hecho posible que diversos pacientes vean reducida su dosis de medicamentos