Molina actualizó el viejo refrán de “la educación comienza en casa” con un particular fallo: conminó a un grupo familiar tipo –padres, hijo e hija– a tomar clases en el Instituto Municipal de la Mujer para “evitar la violencia de género, los estereotipos y la discriminación”.
La adolescente de 15 años había señalado que su hermano de 18 y su padre se habían ensañado con ella y que el maltrato verbal era permanente.
Consultado por el móvil de Radio 2, el magistrado explicó que a partir de entrevistas con la joven se pudo determinar dentro de la familia un “marcado estereotipo de género”. Es decir, una asignación patriarcal de roles, donde las mujeres ocupaban los papeles secundarios.
En el marco de la ley de “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”, el juez tomó la resolución para contribuir “a la reflexión, al darse cuenta, a acabar con conductas erróneas adquiridas por tradiciones familiares”.