Cuando quieren conseguir datos les preguntan a sus amigos y familiares; la mayoría tiene información distorsionada acerca de las diferentes profesiones; creen que hay que asesorarse en la universidad pero deciden su futuro profesional por lo que dicen las guías de estudios y sus amistades. Estos son sólo algunas de las conclusiones que arrojó una extensa investigación realizada por el Departamento de Orientación Vocacional del Ciclo Básico Común (CBC) de la UBA que encuestó a 225 adolescentes inscriptos en el CBC, entrevistó a 60 alumnos de quinto año que se acercaron al Servicio de Orientación y trabajó en grupos con 120 estudiantes en escuelas medias públicas y privadas.
El servicio ofrece asesoramiento a unos 12.000 chicos por año y organiza charlas informativas, a las que suelen asistir unos 20.000. El año último, 69.214 estudiantes se anotaron en el CBC para cursarlo este año.
Los resultados del trabajo, financiado por la UBA, provocan alarma: la mayoría de los chicos elige su carrera sin información, a último momento, con datos equivocados e imágenes erróneas y prejuiciosas sobre los contenidos de las carreras y sus posibilidades laborales.
Una decisión así tomada impacta, por un lado, en el propio estudiante, por la frustración y pérdida de tiempo de un primer fracaso. Y también en la institución, donde los presupuestos escasos obligan a extremar el cuidado en el uso de los recursos.
Según los últimos datos disponibles en el CBC, en 1995 se registraron 9986 cambios de carrera, es decir, un 12% de los inscriptos. Aunque no hay datos actualizados, los especialistas estiman que la cifra continúa su curva ascendente.
Los resultados del estudio -el cuarto que se realiza desde 1988 sobre el tema de la información- aportan una explicación al hecho de que el 50% de los universitarios del país abandona la carrera en primer año.
Según el estudio, el interés personal es la principal razón para elegir una carrera, con el 25% de las menciones, seguida por los conocimientos que brinda la carrera (14,3%), la posibilidad de prestar un servicio (12,6%) y la salida laboral (10,6%).
Sin embargo, los chicos "no pueden imaginar ni describir la carrera que dicen elegir porque les gusta. El interés personal no está basado en una imagen real", dijo Graciela Canessa, directora del área y del estudio. "Quieren saber qué pueden hacer cuando terminen la carrera, pero desconocen cosas básicas de los estudios que deberán cursar en los siguientes cinco o seis años", afirmó.
Así, sólo el 17,7% pudo contestar correctamente cuáles eran las materias principales de la carrera elegida, y un tercio no supo responder en qué pensaba trabajar cuando se recibiera.
En un ambiente sobresaturado de información de carreras y universidades, la mayoría de los chicos se mantiene inmune a su influencia. Los jóvenes sólo pudieron identificar 46 carreras de las más de 100 que dicta la UBA.
"Aparece claramente la dificultad para buscar información. Tienen mucho temor en el momento de tomar la decisión, pero no saben con quién hablar. Entonces, demoran las consultas o recurren a lo que tienen cerca, como amigos, padres y profesores del colegio", describió Canessa. En efecto, el 84% afirmó haberse informado para elegir la carrera, la mayoría a través de amigos (15,2%), docentes (14,8%) y guías del estudiante (14,2%).
Sin embargo, el 24% cree que la mejor manera de informarse es ir a las universidades y hablar con estudiantes y profesionales (13%). Es decir, la forma en que buscan la información no es la que consideran la mejor manera de obtenerla.
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"Si bien la información recibida en un 42% es satisfactoria, son muy bajos los porcentajes en que ayudó a confirmar la carrera o a orientar la decisión", concluye el estudio.
Contra quienes proponen cupos de ingreso para no malgastar recursos, los investigadores sugieren orientar la elección de los estudiantes, con "una acción sistemática en conjunto con la escuela media".
"Los chicos tienen serios obstáculos para buscar y procesar la información, pero si hay una intervención profesional esto puede cambiar", dijo. Por eso, comenzaron un trabajo grupal en escuelas: "Les pedimos que expresen lo que saben sobre las carreras; luego les damos información y la tratamos con ellos, y por último evaluamos las modificaciones que eso produce en sus elecciones", contó Canessa.