La PLI, generalmente, es mayor en los tumores sólidos malignos que en el resto de tejidos. El líquido intersticial, también llamado líquido tisular, es el fluido que ocupa el espacio entre las células; su función consiste en proporcionar nutrientes a las células y eliminar los desechos metabólicos.
Un organismo medio contiene unos once litros de este líquido, pero en los tumores la presión es alta, lo que puede provocar una menor captación de sustancias quimioterapéuticas y una resistencia a la radioterapia. Además, se ha observado que la alta PLI induce metástasis (“migración” del cáncer hacia otros órganos del cuerpo).
“Actualmente se necesita disponer de una técnica de imagen no invasiva para evaluar la PLI en los tumores y la posibilidad de utilizarla como biomarcador de la agresividad del cáncer. De esta forma se podrían identificar los pacientes con PLI elevada que se beneficiarían de un tratamiento muy agresivo”, afirmó el doctor Einar K. Rofstad, del Departamento de Biología de la Radiación del Instituto de Investigación Oncológica del Hospital Universitario de Oslo.
Fuente: Cordis Europa