El chofer del vehículo de Dodi Al Fayed y Diana de Gales, Henri Paul, conducía "como un loco", según una testigo que prestó hoy declaración en la investigación judicial sobre la muerte de la pareja el 31 de agosto de 1997.

La curandera holística Myriah Daniels, que estuvo entre el personal a bordo del yate Jonikal donde la pareja pasó unas vacaciones pocos días antes de fallecer, rememoró una ocasión en la que viajó en un vehículo conducido por Paul, quien también murió junto a Diana y Dodi en París.

"Henri Paul casi nos mató, palabra de honor. Conducía demasiado rápido y de forma imprudente", declaró la mujer, según se hace eco la agencia británica de noticias PA.

"Estaba conduciendo como un loco a través del tráfico", insistió la mujer, quien también aseguró en la vista que Al Fayed y Diana ignoraron las medidas de seguridad durante sus vacaciones en el Mediterráneo al dejar el yate sin guardaespaldas.

Sobre la relación entre la pareja, afirmó que eran "dos personas que estaban locamente enamorados el uno del otro" y opinó que Dodi no estaba comprometido con la modelo Kelly Fisher, aunque le hubiese regalado un anillo muy caro.

Durante la vista también prestó declaración una amiga de Diana, Lucia Flecha de Lima, quien aseguró que la princesa se sintió "muy herida" cuando el príncipe Carlos dio "una fiesta enorme" para Camilla Parker Bowles, quien en la actualidad es su segunda esposa.

La testigo, esposa del embajador brasileño en Londres en 1997, opinó que la princesa de Gales se había encaprichado de Dodi, pero que no se trataba "una relación seria".

Diana nunca temió por su vida, según la mujer, que expresó sus dudas sobre la autenticidad de una supuesta carta que la princesa habría enviado a su entonces mayordomo, Paul Burrell, y en la que habría escrito que su marido planeaba un accidente de coche a fin de "aclararse el camino" para casarse. Según la amiga de Lady Di, el ex mayordomo era "perfectamente capaz de imitar la letra de la princesa Diana".

La investigación judicial, que comenzó en octubre pasado, tratará de esclarecer si la muerte de la princesa fue producto de una conspiración o un accidente.

El magnate egipcio Mohamed Al Fayed, dueño de los almacenes Harrods, está convencido de que su hijo y lady Di fueron víctimas de una conspiración al más alto nivel, con la participación incluso del duque de Edimburgo, para impedir que la pareja pudiera casarse.

Dos investigaciones policiales previas, una en Francia y otra en el Reino Unido, concluyeron que el suceso se debió a un accidente causado porque el conductor iba muy rápido y bajo la influencia del alcohol.

Fuente: EFE