Los restos del general fueron velados en la mansión que ocupaba en el Lago Sur, un exclusivo barrio de la capital brasileña, en la que vivía junto a su hijo Gustavo Adolfo, prófugo de la justicia paraguaya, y de la que casi no salió en los últimos tres años.
Al momento de su muerte pesaba escasos 45 kilos y según amigos de la familia fue vestido con un traje negro, una camisa blanca y una corbata roja.
El féretro llegó a la casa directo desde el hospital Santa Luzia, donde había permanecido desde el pasado 29 de julio, cuando fue ingresado a causa de una hernia inguinal.
En la mansión fue recibido por unos pocos familiares y no más de una decena de amigos, algunos llegados desde Paraguay.
El féretro fue cargado por los propios familiares y dirigido al salón de la casa, donde sólo permanecieron toda la noche sus más íntimos parientes.
Entre ellos estaban Estela y Teresa, las dos hijas que tuvo con María Estela Legal, conocida como "la Ñata" y sin duda la más célebre de sus muchas amantes, a la que había conocido cuando ella tenía 14 años y con la que tuvo una tórrida pasión que se prolongó durante dos décadas.
También estaban su fiel hijo Gustavo Adolfo, visiblemente nervioso, y su hija Graciela Concepción, ambos fruto de su matrimonio con Eligia Mora, con quien se había casado en 1949 y que murió en febrero pasado.
El funeral fue en la más estricta intimidad familiar.
Ninguno de los "muchos" militares o políticos brasileños con los que, según su nieto Alfredo Goli Stroessner, su abuelo tenía amistad apareció por la casa, a la que solamente llegaron tres pequeñas coronas de flores, todas sin identificar a los dolientes y sin inscripción alguna.
Nadie quiso hablar con la decena de periodistas que se plantó ante la mansión, salvo su nieto Goli, heredero político del general y quien se erigió como portavoz de la familia.