Gabriela Gasparini
En lengua yámana, “Ushuaia” significa "bahía mirando al poniente". La que es conocida como la ciudad más austral del mundo está situada a orillas del canal de Beagle, rodeada al oeste por el monte Martial, y al este por los montes Olivia y Cinco Hermanos. Enmarcada en un paisaje maravilloso salpicado de bosques, glaciares y mar, ha sumado a las bondades de su geografía la infraestructura que un destino turístico de nivel internacional merece tener.
Ushuaia posee una riquísima historia retratada en sus diferentes museos que recorren los acontecimientos trascendentes y las costumbres de sus habitantes indígenas, colonizadores, piratas, aventureros, pioneros y fundadores hasta la actualidad.
Más allá del entorno natural, sorprende al visitante por la diversidad de actividades que le ofrece, como la posibilidad de navegar por el canal de Beagle y el cabo de Hornos, la práctica del trekking, cabalgatas, mountain bike, kayak, escalada en roca y en hielo, travesías 4x4, pesca deportiva, recorridos por el Parque Nacional Tierra del Fuego, recrearse ante los lagos Escondido y Fagnano, disfrutar del Tren del Fin del Mundo y visitar el faro "Les Éclaireurs".
En invierno, el Cerro Castor es el centro invernal donde, además de practicar esquí, en el que es considerado uno de los mejores centros para ese deporte del país, es posible pasear en trineos tirados por perros.
Caminando por la ciudad
La caminata por la ciudad es cita obligada. Por la costanera que bordea la costa del canal de Beagle se llega hasta el Puerto de Ushuaia. Al final hay una pasarela que lleva hasta la península desde donde se tiene una espectacular vista del casco urbano. En esta zona se encuentra la Bahía Encerrada, que se congela en invierno y sirve de pista de patinaje.
Para volver al centro el camino ideal es la calle Malvinas Argentinas, y así ver durante el trayecto la histórica Casa de Beban y la reconstrucción del Pueblo Viejo, una reliquia que recrea la antigua Ushuaia de los pioneros.
En el otro extremo de la ciudad, siguiendo la calle San Martín, se encuentra el legendario presidio y cárcel de reincidentes. Este histórico presidio fue clausurado en 1947, pero se conserva toda un ala en su estado original, con las celdas que usaron los convictos, sus paredes de piedra y sus rejas. Su objetivo era alojar a los "reincidentes", pero terminaron llegando los criminales más brutales, estafadores, ladrones, presos políticos, militares.
Ushuaia se fue construyendo alrededor de la cárcel y junto con ella. Los presos, primeros colonos, forjaron en gran medida la imagen que vemos de la ciudad. En el antiguo edificio está el "Museo Marítimo y ex presidio de Ushuaia". Las celdas conservan testimonios de sus últimos ocupantes. En el Pabellón 4 funciona el Museo Marítimo, que muestra la historia de Tierra del Fuego a través de los navegantes que surcaron sus costas.
Imperdible, el "Tren del Fin del Mundo", como se lo conoce, o bien "Ferrocarril Austral Fueguino", tal su verdadero nombre, es, junto con el presidio, uno de los mayores atractivos del lugar. Su historia, como casi todo en esta ciudad, está ligada a los presos de la famosa cárcel. Una elegante formación de vagones calefaccionados, con amplios ventanales, guiada por una locomotora a vapor, realiza un recorrido de 8 km. desde la "Estación del Fin del Mundo" hasta la "Estación Parque Nacional Tierra del Fuego". El trayecto se hace bordeando el río Pipo, permite ver en un punto una reconstrucción de un campamento yámana, y termina en un denso bosque de cohiues y lengas.
Y como saludo final, el Faro "Les Éclaireurs" que se autoproclama vigía de la bahía, austera su estampa roja y blanca de once metros, tiene por trabajo marcar el final del mundo conocido desde uno de los islotes del Canal de Beagle, frente a las costas citadinas. Erróneamente se lo suele llamar "El faro del fin del mundo", con el nombre que Julio Verne usó para el Faro San Juan de Salvamento, ubicado en la Isla de los Estados.
Si al viajero todo esto le parece poco, le queda la posibilidad de imbuirse del espíritu de los pioneros visitando alguna de las típicas estancias patagónicas. O recorrer la pintoresca localidad de Tolhuin, junto con los lagos Chepelmut y Yehuin. Sería mejor no pensar en Ushuaia como el fin del mundo, sino como el comienzo de una aventura increíble.