El crimen de Justino Pereyra, el barrendero de 66 años que recibió dos puñaladas que resultaron fatales el sábado a la madrugada, desató la ira de vecino y familiares. Es que el hombre intentó pedir ayuda después de ser atacado por delincuentes que le robaron la bicicleta a la garita policial ubicada en Garay y Lima, pero a pesar de que allí tiene que haber un custodio las 24 horas del día, no había nadie. A los pocos minutos y sin asistencia, el hombre murió desangrado.