Viajar en el transporte interurbano de Santa Fe no es ni por asomo un placer. Como ya lo hicieron otros lectores de Rosario3.com, Bárbara canalizó su indignación a través de un mensaje con foto que da cuenta del mal servicio que prestan algunas empresas.

“Con motivo de tener que ir a trabajar a la ciudad de Rafaela dos fines de semana seguidos (23 y 30 de junio), no me quedó más remedio que viajar por la empresa de pasajeros General Güemes; un desastre”, empieza la usuaria del espacio de Periodismo Ciudadano y agrega: “Los servicios que no son directos, los conocidos "lecheros" que paran en todos los pueblos, no paran de subir gente. El domingo, volviendo a Rosario, conté 30 personas que viajaban paradas, entre las cuales había dos mujeres embarazadas”.

El mes que pasó fue César quien narró (y envió un video) cómo la pasó en el trayecto de Bigand a Rosario en la Compañía Santafesina de Transporte.  “Eramos no menos de 75 personas, en un micro con capacidad para 45", aseguró.

Ahora Bárbara vuelve a señalar las fallas de ese sistema, y señala que “la empresa tiene la concesión de la ruta 34 desde Rosario hasta Rafaela y es la única que puede tomar y dejar pasajeros producto de una legislación monopólica y facilitadora de malas políticas”.

“Hace muchos años que presta ese servicio y siempre tienen los mismos problemas: los colectivos se rompen, se quedan sin combustibles a mitad de camino o el motor se incendia, entre otras falencias”, continúa.

De hecho, esa situación que persiste a pesar del aumento del boleto en el transporte interurbano motivó una inspección en las terminales de ómnibus de Rosario y Santa Fe por parte de usuarios y miembros de la Subsecretaría de Transporte.

Según explicaron a este medio desde ese organismo, las inspecciones para que todos las pasajeros vayan sentados se dan en los puntos de salida y es difícil después comprobar que durante el recorrido se suban más pasajeros ya que sólo se hacen controles rotativos. Por eso, se decidió avanzar en convenios con las municipalidad y comunas para coordinar esos trabajos.

Del resultado de esas acciones motivadas por la gran cantidad de reclamos surgirá, quizás, la respuesta al interrogante que plantea Bárbara: “¿Quién es el responsable o qué se debe hacer al respecto?”.