“Fue el periodista de radio más importante de los últimos cincuenta años”. Luis Novaresio fue uno de los tantos que trabajó con Nacho Suriani y este miércoles no podía con su pena. En la apertura de De 12 a 14, Luis y Julio César Orselli recordaron a Nacho, que se vanagloriaba de una realidad que lo hacía único: “Desperté a abuelas, madres, hijas y nietas”, solía decir sobre su trayectoria.
Trayectoria que empezó y terminó en la radio, pero que también tuvo sus significativos mojones televisivos. Orselli, por caso, recordó que en los 70 llegó por primera vez a Canal 3 con Los Boticarios. También en el mismo canal hizo Telefamilia, con Quique Pesoa y Mónica Gutiérrez. En el cinco también fue parte de varios programas con uno de sus amigos, Raúl Granados, que solía repetir siempre el mismo chiste cuando Suriani terminaba sus comentarios: “Pero Nacho”, le decía, asociándolo directamente con los “muchachos peronistas”.
En la radio trajo a Rosario la costumbre de leer los diarios, los titulares, a primerísimo hora, algo que hacía Julio Lagos en Buenos Aires. Y cuanto la radio cambió a un estilo más comunicativo, con línea directa con los oyentes, lo hizo con ella.
Fue en los 70 –antes se dedicó al deporte y la música, con un programa que se llamaba "Sinatra contra todos"– cuando comenzó con la lectura de los diarios, por LT3. En el 76 pasó a LT8, radio de la que fue símbolo hasta el 92, cuando llegó a Radio 2, emisora que como recordó el propio Novaresio, ganó en popularidad con él, con “el señor de la audiencia”, y hoy ostenta un primer lugar en el que Nacho tiene mucho que ver.
Uno de sus recuerdos más queridos era de cuando, en el 76, hacía a la tarde el programa "Cara a cara", con Hugo Posadas y Gary Vila Ortiz. "Llegaban cinco minutos antes de empezar y hablaban: de cine, de música, de literatura, de la vida", contó su amigo del alma, Pablo Cribioli.
"Nacho era un gran provocador, sabía cómo sacarle brillo a una nota", recordó Cribioli, que fue compañero de trabajo y amigo después de Nacho.
Suriani se levantó temprano por décadas, aunque a veces no se acostaba. Seguía de largo porque no podía irse cuando estaba con amigos. "Hasta que lo disciplinó María Laura", bromeó Cribioli.
"Se murió para mí un hermano y algo más. Me honraba diciendo que era mi amigo. Lo único que no le voy a perdonar es que haya cumplido lo que hace rato venía prometiendo. Siempre decía: «Este es mi último año, me retiro»", afirmó.
Otro de los que lo recordó fue Coco López, que trabajó en varias etapas con Nacho. “Cuando los milicos no me dejaban entrar en las radios él me dio un lugar”, afirmó.
Coco hizo varias coberturas internacionales para Nacho, incluida, en el 87, la de una reunió clave entre Reagan y Gorvachov para terminar con los misiles en Europa.
Mirta Andrín, su compañera en el micrófono de años, dijo que le pidió a Dios que le diera “un lugar especial”.
En el Día del Periodista, en De 12 a 14, Luis Novaresió le preguntó a Nacho qué le diría a Dios al llegar a las puertas del cielo: "Me laventé 40 años a las 4-5 de la mañana. Tengo ganado el cielo, dejame entrar".