Hay artistas que se protegen detrás de las canciones, y otros que, cuando ya no queda refugio posible, se animan a escribir. El doctor Álvarez contra los All Blacks, pertenece a esa clase de obras que nacen del duelo pero hablan, sobre todo, de la vida.

Anoche, en la Feria Internacional del Libro de Rosario, el músico y escritor se animó a contar su historia familiar. Frente a una sala colmada, habló de su padre, el doctor Federico Álvarez, y del modo en que esa relación, llena de silencios y ternura, lo marcó para siempre. “Siempre hubo una especie de vidrio empañado entre nosotros. Era muy difícil decirnos algunas cosas”, admitió con una honestidad desarmante.

Durante la enfermedad de su padre, Noble empezó a tomar notas. “Cuando le diagnosticaron la enfermedad se abrió una ventana de tiempo que llenamos con todo eso que no nos habíamos dicho ni habíamos hecho”, recordó. Ese registro cotidiano de gestos, frases y miradas se transformó en una novela que, más que un testimonio, es una reconstrucción amorosa, una arqueología familiar hecha de palabras.

“Cuando buceo en mi memoria por los primeros recuerdos de mi viejo, aparezco metido en su cama. Mi vieja duerme y yo no sé si llegué ahí traído por él o si me colé como un polizonte en mitad de la noche”, escribe en uno de los pasajes más conmovedores. En esa escena está todo: el hijo que busca abrigo, el padre que ya no puede proteger y la necesidad de entenderse antes de que el tiempo se acabe.

La novela retrata a un hombre de hábitos rígidos. “Para el doctor Álvarez casi todos los días de su vida son un mismo día. Pero sus hábitos de hierro, el consultorio, la familia, parecen ocultar la voluntad secreta de una misión.” Ese retrato se contrapone con la figura del hijo, un artista trasnochador que aprendió a mirar al padre con la distancia justa para quererlo mejor.

“Mi viejo era madrugador, yo trasnochador. Él se iba al consultorio cuando yo llegaba de una noche larga”, contó Noble entre risas. Un padre riguroso frente a sus responsabilidades y un hijo joven volviendo de su gira nocturna, dos relojes desacompasados que, sin saberlo, marcaban el mismo amor.

Desde lo literario, El doctor Álvarez contra los All Blacks es una revelación. Noble, habitualmente reservado con su vida privada, decidió abrir esa puerta sin solemnidad ni autocompasión. Su prosa es limpia, directa, emocional sin volverse melosa. Es un libro que conmueve porque no pretende hacerlo, que encuentra belleza en lo cotidiano y ternura en lo imperfecto.

A lo largo de la presentación, el autor se emocionó más de una vez. Dijo: "Hoy me veo cada día más parecido a mi papá”, y esa confesión resumió el espíritu del texto, el hijo que vuelve a encontrarse con su origen. El público lo acompañó con respeto, consciente de que estaba frente a algo más que un relato personal.

Las devoluciones fueron inmediatas y profundamente emotivas. Muchos lectores le escribieron para contarle que el libro los conmovió, especialmente a quienes les tocó o nos toca de cerca la pérdida de un padre. En esas páginas, encontramos un espejo y una forma de consuelo. Conocer al doctor Álvarez es también reencontrarse con los propios afectos, con esa mezcla de admiración, culpa y ternura que todos llevamos en la memoria.

El doctor Álvarez contra los All Blacks es, en el fondo, un acto de amor. Un intento de reconciliación entre la vida y la despedida. Una manera de poner en palabras lo que el silencio no pudo decir. Y el verdadero sentido de esta novela, como dijo anoche Noble, es “priorizar los momentos vivos que nos hicieron felices”.

Quizás por eso, al cerrar la charla, se quedó firmando ejemplares durante más de una hora, escuchando, abrazando, recibiendo historias. En cada dedicatoria parecía escribirle de nuevo a su padre y también a todos los que alguna vez amaron con distancia.

Porque, al final, escribir, como amar, también es una forma de quedarse un poco más.

Para agendar: este viernes 24 de octubre, en  Metropolitano, la legendaria banda Los Caballeros de la Quema, junto a su voz emblemática Iván Noble, presentará su nuevo material discográfico a las 21.