Ya está disponible el libro Ley Digital Bitcóin, del jurista español Ignacio Ferrer-Bonsoms, una obra que propone repensar desde cero cómo se organiza la ley y la soberanía en la era de internet. Se puede encontrar la versión Kindle en plataformas como Amazon.
El autor, especialista en Derecho Cripto y Blockchain, preside la Blockchain Arbitration & Commerce Society (Bacs), reconocida como la primera jurisprudencia cripto registrada en blockchain, con su propio Tribunal de Arbitraje especializado en disputas de inteligencia artificial, blockchain y criptomonedas.
La obra, publicada originalmente en castellano y traducida al inglés —con una edición en portugués en camino— propone que Bitcoin y otros protocolos descentralizados no son simples herramientas tecnológicas, sino una nueva clase de leyes: leyes digitales que operan fuera de las jurisdicciones estatales y que, por su diseño técnico, son resistentes al abuso y a la manipulación.
El código como ley
A lo largo de más de 200 páginas, el libro explica que las criptomonedas no sólo son activos financieros, sino sistemas jurídicos autónomos que regulan a millones de personas por adhesión voluntaria. Según Ferrer-Bonsoms, “Bitcoin representa la posibilidad de autorregularnos colectivamente, con garantías técnicas de cumplimiento y sin necesidad de confiar en instituciones centralizadas”.
En conversación con Rosario3, el autor explicó que la clave de Bitcoin está en que sus reglas “son inmutables, predecibles y transparentes”, y que “nadie puede cambiarlas sin el consenso de la mayoría de la red”. Así, la red funciona como una ley digital que los usuarios eligen seguir no por obligación, sino por utilidad: “Muchos confían más en Bitcoin que en las políticas de un Banco Central, y no es casual”, señaló.
Justicia sin Estado
Uno de los ejes más provocadores del libro es la idea de que las verdaderas comunidades jurídicas de internet no son las que operan bajo el amparo estatal, sino las que se organizan en torno a protocolos como Ethereum, Uniswap o Tether. En esos sistemas, dice Ferrer-Bonsoms, “la soberanía no se impone, se elige”.
El autor sostiene que estas redes descentralizadas ofrecen a sus participantes beneficios concretos: en Ethereum, la posibilidad de emitir activos sin burocracia; en Uniswap, el intercambio de tokens sin censura ni intermediarios. “Nadie obliga a usar estos sistemas; la legitimidad se gana porque son útiles”, explica.
Sin embargo, también reconoce que hay desafíos: “Una comunidad digital no puede autorregularse por completo si no tiene cómo resolver conflictos, interpretar situaciones ambiguas o aplicar principios éticos”. Desde Bacs, la asociación que dirige, trabajan en desarrollar mecanismos jurídicos integrados al código mismo, que permitan resolver disputas de forma automática y eficaz dentro de los protocolos.
¿Un nuevo contrato social?
¿Podría este sistema digital descentralizado reemplazar a los Estados como principal modelo de organización social? Para Ferrer-Bonsoms, la respuesta es sí. Argumenta que “la historia demuestra” que ninguna forma política es eterna. “El Imperio Romano cayó. La URSS también. Incluso el poder absoluto de la Iglesia fue desafiado. El Estado moderno será superado”, sostiene.
A su juicio, internet encarna una lógica opuesta a la del Estado: redes entre iguales, sin jerarquías ni centros de poder. Y así como el Estado eliminó intermediarios feudales para relacionarse directamente con el ciudadano, ahora son los propios ciudadanos quienes —gracias a internet— pueden prescindir de los intermediarios del Estado: bancos, registros públicos, notarías.
“El protocolo de Bitcoin es una ley digital. Ethereum, Uniswap, Chainlink y otros también lo son. Ya existe una jurisdicción de internet, basada en consensos comunitarios globales. Lo que falta es desarrollar instituciones que sepan operar en esta nueva lógica, que acompañen el nacimiento de un comercio nativo de internet”, explicó.
Leyes que no se pueden violar
Ferrer-Bonsoms plantea que, a diferencia de los sistemas legales tradicionales, donde las normas pueden ser reinterpretadas o ignoradas, las leyes digitales tienen una ventaja única: están escritas en código y se ejecutan automáticamente. “No hay espacio para el favoritismo ni para el incumplimiento: las reglas se cumplen, sí o sí”, afirma.
Esta visión no exenta de polémica plantea una disrupción radical en el campo jurídico, económico y político. En palabras del autor, “este nuevo sistema no es solo más rápido y más eficiente. Está diseñado para operar a escala global, sin fronteras ni burocracia. Si incorpora mecanismos de justicia apropiados, podrá superar al sistema legal estatal en legitimidad y funcionamiento”.
Disponible para lectores inquietos
Ley Digital Bitcóin ya se encuentra disponible en Amazon en formato Kindle, tanto en castellano como en inglés. Es un libro pensado para abogados, economistas, desarrolladores, pero sobre todo para cualquier lector curioso que quiera comprender hacia dónde se dirige el poder en tiempos de algoritmos, blockchains y soberanía digital.
Como advierte el prólogo: “Estamos ante una nueva forma de organización, una ley sin papel, sin firma y sin tribunal… pero que se cumple con absoluta precisión”. En ese vértice entre el código y el derecho, Ferrer-Bonsoms propone una reflexión urgente: ¿Podemos seguir entendiendo la ley sólo como papel escrito por parlamentos? ¿O llegó el momento de pensarla como software que organiza nuestras relaciones de forma global, inmediata e inmutable?
El debate está abierto. Y la jurisdicción ya no es un país, sino la red.