El jurado del concurso de cuentos “Abelardo Castillo” de la Fundación La Balandra, integrado por Sylvia Iparraguirre, Natalia Zito y Luis Mey, declaró desierto al ganador porque consideró que los siete finalistas seleccionados, entre ellos el del escritor rosarino Federico Aicardi, no estaban a la altura de la literatura argentina.

El primer premio, de dos millones y medio de pesos, fue declarado vacante. De los 1978 inéditos, el jurado de preselección había elegido veinticuatro y, entre estos, se seleccionaron siete finalmente, sin premiar a ninguno.

Abelardo Castillo (1935-2017), el reconocido escritor argentino por el que fue nombrado el concurso.

El fallo del jurado –cuestionado por autores y lectores en redes sociales– está publicado en la página web de la Fundación. “Nos tocó la responsabilidad de integrar el jurado de un concurso de cuentos de la Fundación La Balandra que honra la obra de Abelardo Castillo y, por tanto, también su rigor como cuentista –señalan–. Decidimos, por eso y por unanimidad, declarar desierto el Primer Premio de este concurso: decidimos no bajar la vara de nuestra valiosa literatura argentina, invitarlos a escribir cada vez mejor, no renunciar al valor que tiene nuestra tradición literaria”, explicaron. 

Los escritores argumentaron su decisión en “una pormenorizada lectura de los cuentos de la preselección, atendiendo al uso de los recursos del lenguaje, dominio de la puntuación y sintaxis, comprensión de la estructura narrativa, construcción de los personajes y tratamiento del tema”.

“Lamentablemente, no encontramos en ninguno de los textos recibidos, conforme a lo que representa un premio literario, un dominio distintivo de las premisas básicas de la escritura de un cuento, o de la escritura literaria a secas. Consideramos que el cuento premiado debe alcanzar ese nivel de calidad que implica su distinción y posterior publicación. Encontramos, sin embargo, en los siete cuentos seleccionados, una calidad literaria en ciernes, una serie de textos en los que se lee una búsqueda de la belleza, un manejo de la tensión y la sutileza, una torsión literaria del tiempo, una interesante apuesta a expandir los límites del realismo. Elementos dignos de ser reconocidos y de encabezar esta invitación a no contentarse rápidamente”, abundaron. 

Un rosarino entre los no premiados


Federico Aicardi, nacido en Rosario en 1980, licenciado en Comunicación Social en la UNR, y autor de las novelas Las mujeres no peinan caballos y Oliveros, fue uno de los siete escritores seleccionados por sus cuentos para competir por el premio mayor, que al final fue declarado desierto por el jurado. 

Con Ulises, el perro el escritor que conduce el ciclo radial Un mundo propio en Radio UNR y que también publicó el poemario Las cosas frágiles llegó a la definición del concurso de cuentos, pero se llevó una gran decepción cuando los miembros del jurado anunciaron que ninguno merecía quedarse con el galardón. 

“Quedo entre los ganadores de un concurso y declaran el premio desierto. Mi relación con el dinero es y será siempre esquiva”, escribió en tono de broma en su cuenta de la red social X. En otro mensaje, expresó: “Luego de pensarlo un poco siento que el jurado es bastante... no voy a decirlo”.

“Hoy la gente del concurso la balandra logro unanimidad es ser considerados promotores del peor fallo de un concurso en años”, agregó después, a medida que experimentaba distintas sensaciones por lo sucedido.

“Es buenísimo lo que pasó con el concurso de La balandra. A los que quedamos elegidos nos tratan de cebollitas, estafados, giles. Tal vez, todos y cada uno de los que hablan, pueden chuparme el orto”, completó el autor rosarino su cadena de posteos por el premio trunco. 

También se explayó en Facebook: “Yo no tengo nada en contra de los jurados, no conozco a ninguno –comienza–. Creo que es raro su dictamen. Escudarse en la supuesta opinión de un escritor que murió hace 30 años es, como mínimo, esotérico. Sí tengo algunas salvedades: vos podés declarar desierto un concurso por las razones que sean, hasta porque, para vos, no ‘querés bajar la vara de la literatura argentina’, pero publicar los nombres de 7 escritores diciendo que esos no son tan malos como los otros es un poco cuestionable. Más aún si venís defenestrando los 2000 cuentos que se presentaron diciendo que no tienen el conocimiento distintivo de la sintaxis, estructura, puntuación, etc.”.

Consultado por La Nación, el coordinador de la Fundación La Balandra, Gastón Fiorda, dijo que el veredicto debe interpretarse como “una invitación a seguir escribiendo, a leer con más atención, a corregir sin miedo y a no conformarse”. Y respaldó a los miembros del jurado, “en quienes depositamos nuestra plena confianza, otorgándoles la autonomía necesaria para evaluar y decidir sobre los veinticuatro cuentos que quedaron en la etapa final”.