Por casi tres décadas, el pianista, arreglador y periodista especializado en música popular brasileña Arthur de Faria viene investigando a las y los artistas de su Porto Alegre natal en su producción musical. El plan de trabajo de diez ejemplares tiene entre los primeros cuatro una “biografía musical” de Elis Regina, que retrata a la extraordinaria vocalista nacida en la capital del Estado de Rio Grande do Sul en toda su dimensión: como intérprete y cantante 

La distinción entre entonar y dar sentido a una letra surge del también productor de discos y compositor de medio centenar de bandas de sonido. Pasa que “no siempre coinciden”. Cuando eso ocurre, cuando la técnica y el cuerpo se fusionan en un verso, la canción alcanza otro plano de expresión.

“Hay muy poca gente que tiene el grado máximo en ambas cosas. Elis Regina lo logró”, indicó Arthur de Faria a Rosario3, antes de la presentación del libro Elis Regina, una biografía musical (Híbrida Editora), este domingo a las 19, en el Centro Cultural Contraviento (Rodríguez 721).

Junto al autor estarán Fabio Rodríguez (Radio2) y Marcelo Lesgart. Además, las músicas y los músicos locales Eliana Gabriela, Viki Bieri, Neko Cáccamo, Martín Actis y Germán Roffler ofrecerán un concierto. Las entradas pueden adquirirse en la web del CC Contraviento.

Elis Regina no es “más cantante” o “más intérprete”, ella alcanzó lo máximo en las dos dimensiones

—¿Qué distingue a Elis Regina de otras artistas?
—Hay hay dos cuestiones, que no son lo mismo. Una es la cantante y otra, la intérprete. El punto de interés de quien canta es su instrumento: la voz. Busca afinar, tener una unidad tímbrica en graves y agudos, respirar; hacer todo eso lo mejor posible. Un ejemplo clásico en Brasil es Gal Costa. En el intérprete, el foco está en el texto, en la letra. Puede ser un intérprete de teatro, ballet o de una canción suya o de otra persona. Su interés está en que uno se crea lo que está diciendo o sintiendo. Un ejemplo es María Bethânia, para quedarnos en una misma generación. Pero hay muy poca gente que tiene el grado máximo en ambas cuestiones. Eso lograron Elis Regina, Mercedes Sosa, Frank Sinatra, Edith Piaf, Billie Holiday. Elis no es “más cantante” o “más intérprete”, ella alcanzó lo máximo en las dos dimensiones.

A esa condición fuera de lo corriente, la artista sumó su temprana experiencia. Cuando Elis dejó Porto Alegre, a los 19 años, para radicarse en Río de Janeiro y jugar en las “grandes ligas”, ya acreditaba “miles de horas” en los escenarios, la radio y la televisión.

Ella cantaba profesionalmente desde los 13 años y lo hacía seis o siete días a la semana. A veces, para que la gente bailara. Entonces, eran cuatro o cinco horas –añadió el entrevistado–. Además, ya tenía cuatro discos editados y había sido elegida la mejor cantante de Río Grande do Sul tres veces. En ese momento, nadie tenía esa experiencia profesional. Otras artistas tenían experiencia en la radio, pero no sabían cómo pararse frente a una cámara. Yo creo que Elis fue la primera cantante de la televisión”.

“Magnética” y “mejor amiga” 


De Faria confió que “en estos 25 años” de investigación y entrevistas a músicos y productores, el denominador común entre ellos fue el “enamoramiento” frente a la personalidad de Elis: “Todas las personas que trabajaron con ella, sin excepción, la querían muchísimo y destacaron su inteligencia e integridad moral”.

En tanto que entre los testimonios relacionados con la escritura de Elis Regina, una biografía musical, Arthur destacó a la cantante y compositora Rita Lee y al guitarrista Nathan Márquez, que la acompañó en distintas formaciones.

Rita Siempre decía que la extrañaba todos los días porque «fue la amiga más cercana» que tuvo en la música. Ella me contó cosas que no se sabían como, por ejemplo, que Elis tenía oído absoluto”.

Elis elegía las canciones por lo que quería decir. Tenía esa «exigencia». Era muy rigurosa con lo que cantaba

—El libro une la vida personal y profesional para replicar la personalidad artística de Elis Regina, una suerte de "vivo como canto y canto como vivo". ¿Cree que ese fue un rasgo distintivo que llevó su arte a otro plano?
—Quizás, si Elis hubiera nacido en los 60 y no en los 40, habría sido compositora. Pero en esa generación, en Brasil, hubo muy pocas, al menos que hayan logrado ser conocidas. Aunque resulte sorprendente, ella no elegía las canciones por la música en un primer momento, sino por el texto. Elis elegía las canciones por lo que quería decir. Tenía esa, no sé si decir «exigencia». Era muy rigurosa con lo que cantaba. Bueno, pienso en Mercedes Sosa...

Desde los años 60, cuando poetas como Vinicius de Moraes migraron de la poesía en los libros a la canción, esta pasó a ser considerada un género literario en Brasil

—Elis, Jobin, Buarque, Veloso, Lobo, Powell, Bethânia (la lista sigue) son parte de una generación que llevó la música popular de Brasil a otro plano. ¿A qué lo atribuye?
—Yo hice mi maestría y mi doctorado en Lupicínio Rodrigues, en Universidad Federal de Río Grande do Sul, hablando de la canción popular. En la Academia, se entiende que la canción es una forma importante de la de la literatura, sobre todo, desde los años 60, cuando poetas como Vinicius de Moraes migraron de la poesía en los libros a la canción. Me refiero a que es entendida como un género literario, como el cuento y no es considerada como poesía, sino como un texto para ser cantado. Muchas veces, uno lee una letra piensa que es una tontería o no tiene sentido, pero cuando la escuchás en una canción, es maravilloso. Esa letra no fue hecha para ser leída, sino cantada.

A lo dicho, De Faria sumó "la tasa de analfabetismo en Brasil": "No recuerdo el número, pero teníamos un índice cercano a la Argentina de 1890. Entonces, en ese momento, la canción tomó otro protagonismo porque la gente no leía. Y por si acaso, nosotros tuvimos un ministro del Cultura como Gilberto Gil. Desde hace 50 años, se le pregunta a él, a Chico Buarque, a Caetano Veloso su opinión acerca de todo lo que pasa. Ellos tienen un protagonismo cultural que, creo, en Argentina es de los escritores o los intelectuales. Los compositores, salvo Luis Alberto Spinetta, no lo sé, no están ahí. También pasó con Elis: todo el mundo quería saber qué pensaba de todo".