Desde la Redacción, el podcast de Rosario3, conversó con el ingeniero civil rosarino Paulo Milanesio, quien fue coordinador de operaciones en situaciones de emergencias de Médicos Sin Frontreras (MSF) durante cinco años, hasta el pasado mes de abril.

Pensaba “colgar los botines” cuando trabajaba en la guerra de Rusia y Ucrania, pero en ese momento surgió la necesidad de una operación de alto riesgo para relevar a otros colegas de MSF en la Franja de Gaza, en mayo y junio de 2024. Allí coordinó la instalación de infraestructura de atención médica, y la refacción del hospital Nasser en la ciudad de Han Yunis, que había sido destruido en un ataque.

Además de la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Rosario, Milanesio estudió en Barcelona y es magíster en Tecnologías para el Desarrollo Humano y la Cooperación Internacional por la Universidad Politécnica de Barcelona.

La coordinación de equipos de riesgo en Médicos Sin Fronteras lo llevó a trabajar en lugares de alto conflicto como Camerún, Yemen, Mozambique, Mauritania, Senegal y Etiopía. Su trabajo fue realizar las negociaciones con gobiernos, líderes religiosos y guerrilleros -siempre desde un rol neutral-, y coordinar la instalación de los equipos de asistencia sanitaria, alimenticia y de agua potable para llegar a los ciudadanos más vulnerados.

Recordó cómo llegó a trabajar en la Franja de Gaza en pleno momento álgido del conflicto palestino-israelí: "En los últimos años, trabajé en este sector de atención en emergencias, que es de acción inmediata para situaciones extremas, como un SWAT humanitario, para asistir en 48 horas a cualquier lugar del mundo, sea en un desastre natural, conflicto armado o epidemia. Así fue que una vez venía a Rosario en un colectivo después de cubrir un conflicto armado, y me avisaron que debía enlistarme para un operativo en Camerún. Cuando me pidieron que fuera a Gaza para evacuar a unos 20 colegas, yo estaba operando en Ucrania también en una zona muy conflictiva. Venía pensando colgar los botines, pero entendí que no podía no ir a una región tan compleja".

Registros de las semanas que Paulo Milanesio estuvo trabajando en Gaza.

Milanesio aseguró que Gaza es diferente a todo lo que vio “porque es un territorio donde no hay respeto por las leyes internacionales ni por lo que somos las organizaciones humanitarias. Estuve en situaciones muy peligrosas como apuntados por personas con kalashnikov en Camerún, pero en Gaza fue la única vez que MSF me hizo firmar un consentimiento de que entiendo que puedo no volver a irme con vida. He visto pueblos desolados por la guerra en Ucrania, pero Gaza se diferencia de todos los lugares donde estuve en la magnitud de destrucción y de necesidad”.

Sobre las sensaciones que vivió allí, rememoró: “Lo constante era el subibaja de emoción positiva a negativa y de vuelta positiva, en una adrenalina que la bajás solo cuando tenés un ratito de descanso. Lo que ves es gente con trauma y niños que quedan solos. En las calles el olor a basura es constante, los sonidos de las hélices de los helicópteros y sobre todo, el zumbido de los drones. La imagen, además de todo destruido, es ver columnas de humo constantes en el horizonte”.

Gazatíes pidiendo agua a un camión cisterna de agua. 

Sin embargo, aseguró: “Tengo expectativa de que este conflicto termine. En estos escenarios saco las esperanzas de haber visto cómo en medio del contexto crítico una madre llega a dar a luz a un bebé en el hospital, o cómo el gazatí tiene resiliencia por reconstruir su vida, así como las familias israelíes que reclaman el regreso de los secuestrados”.

Antes de su trabajo en MSF, el rosarino pasó por diferentes organismos: Ingeniería sin Fronteras España, Arquitectos sin Fronteras España, Mentor Initiative Inglaterra, Solidarité International Francia y finalmente en Médicos sin Fronteras España. Ahora se dedica a realizar mentorías y conferencias para instituciones, organismos y empresas para conciliar conflictos y crisis, a partir de su expertise en asistencia humanitaria.

Paulo vive en Barcelona junto a su novia Valentina (que es argentina), y lejos de los conflictos armados, volvió al país para trabajar en sus charlas. “Entregué 15 años de mi vida personal a este trabajo que me llenó de humanidad. El cambio lleva tiempo, y hoy estoy disfrutando de mi vida en Rosario, del río, mis amigos y gente querida. Rosario es mi cable a tierra”, finalizó.

Sobre el podcast


 

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Vestigios de un ataque a edificios que Paulo registró durante su estadía en Gaza.