Ariel Ramos murió ejecutado en algún momento de la semana, posiblemente el martes, en su casa ubicada sobre la Ruta 33, al oeste del cruce de avenida Las Palmeras, donde comienza el municipio de Pérez. Su asesinato, cometido con saña, dejó sorprendidos a quienes lo trataban a diario en La Carbonería, su espacio de trabajo. Fue el homicidio 108 en lo que va del año en el departamento Rosario. Su cadáver, ya en estado de descomposición, fue descubierto en la noche del jueves. Por el momento, no hay hipótesis oficiales sobre el móvil del hecho, aunque sí varios elementos que pueden conducir a la captura del autor.
Ramos, apodado Piter, tenía 28 años y vivía en una de las casas ubicadas detrás del local de La Carbonería, donde trabajaba desde horas bien tempranas. El dueño de este comercio también es propietario de esas viviendas y del terreno lindante, donde se cuentan otros emprendimientos: una verdulería, un taller mecánico y una gomería.
Tapial de por medio, hacia el este, se encuentra la playa de la YPF de Presidente Perón y Las Palmeras, y enfrente del predio donde ocurrió el crimen pueden verse las ruinas de lo que alguna vez fue el motel Stop. La zona posee gran movimiento diurno, y las cámaras de seguridad abundan no solo en las inmediaciones sino en el lugar de trabajo de la víctima.
Rosario3 dialogó con personas que conocían a Ramos, ya sea por su cercanía laboral o como vecinos. Todos se mostraron sorprendidos por su final. Lo perfilaron como un joven laburante, alejado –al menos en apariencia– de actividades que pudieran conducir a semejante muerte.
“Era muy reservado, de pocas palabras. Se levantaba a las 4 de la mañana y terminaba de trabajar a media mañana. Le decían «Piter», vivía acá hace muchos años y, entiendo, estaba peleado con la madre”, contó un hombre que trabaja en las inmediaciones de la escena del crimen.
En la noche del jueves, el olor fétido que emanaba de la casita que alquilaba Ramos ya se había vuelto notorio para los vecinos. Uno de ellos se comunicó con la Policía: dijo que hacía varios días que no veía a su vecino Ariel Ramos y relacionó el hedor con la posible presencia de un cuerpo.
La presunción no estaba errada. La puerta estaba abierta. El cadáver de Ramos se encontraba en estado de descomposición en el fondo de la casa y con evidentes signos de violencia y hasta de tortura. El médico de Policía tomó nota de heridas de arma de fuego en el tórax y cráneo; puntazos en abdomen y pierna derecha; y posibles quemaduras con agua caliente.
Fuentes del caso indicaron que en el domicilio había dos motos –Honda Wave y XR– sin impedimentos para circular. Uno de los rodados pertenecía a Ramos, quien también tenía un automóvil. En una de las habitaciones eran visibles “indicios de lucha” y manchones de sangre.
Cerca del cuerpo, los investigadores hallaron tres vainas servidas calibre nueve milímetros (cuyos proyectiles posiblemente dieron muerte a la víctima), un cartucho percutido aunque no disparado, un cargador marca Glock, dos celulares y otros elementos considerados de interés para la investigación.
Para los pesquisas no pasó desapercibida la presencia de un indoor (cultivo de interior) en una de las habitaciones. Había ocho baldes de 20 litros que oficiaban de macetas, lámparas, temporizadores, aislantes, entre otros elementos del rubro. Todo apunta a que el dispositivo estaba montado para el cultivo de marihuana, pero en el sitio no había plantas de cannabis, ni mucho menos cogollos.
Para quienes lo veían a diario en La Carbonería, Ramos no era un fumador asiduo de marihuana, o al menos no lo hacía públicamente. “Es más, creo que no consumía”, dijo un vecino.
Este hombre arriesgó que el o los homicidas conocían a Ramos, ya que es improbable que hayan ingresado por la fuerza o por la parte trasera del predio, ya que hay alarmas instaladas que son muy sensibles.
El caso recayó en la llamada Unidad de Violencias Altamente Lesivas (Uval) del MPA, en el turno de la fiscal María Laura Riccardo. En la tarde del viernes, durante la recorrida de Rosario3, se pudo observar la presencia de pesquisas de la PDI tomando imágenes. Ante la consulta, los oficiales prefirieron no brindar detalles del caso.