Un tercer agente penitenciario quedó detenido por la investigación derivada del asesinato del recluso Agustín De La Encina Cappelletti, quien fue apuñalado y golpeado hasta la muerte el 13 de enero pasado en la cárcel de Piñero. Se trata de Hernán Eduardo Peralta, que ya estaba acusado en la causa, pero transitaba el proceso en libertad. La fiscal María de los Ángeles Granato lo llevó a audiencia este lunes, modificó su imputación y fue arrestado en el momento

Ante el juez Fernando Sosa, la fiscal ubicó a Peralta como el presunto instigador del asesinato del preso, que tenía causas por narcotráfico y una estrecha vinculación con Yanina Alvarado, hermana del condenado jefe narco que está alojado en el penal federal de Ezeiza. 

El 30 de enero fueron imputados otros dos penitenciarios: los celadores Julián Aguirre y Gustavo Raimondi, quienes quedaron en prisión preventiva efectiva por el plazo de ley desde ese momento. Ambos fueron situados como presuntos partícipes primarios en el plan criminal. 

De acuerdo a la teoría del caso, Aguirre y Raimondi quedaron filmados mientras hablaban con el delegado del pabellón 6 y, posteriormente, cuando abrieron la puerta del lugar de alojamiento de De La Encina Cappelletti.

Los agresores del recluso fueron varios presos, según indicó la fiscal, por lo que se analizan las imágenes para determinar quiénes fueron los autores. El pabellón en cuestión está habitado por internos vinculados con la estructura criminal de Esteban Alvarado, un dato no menor.

La celda de la víctima, de acuerdo con los datos recolectados, solo se podía abrir desde afuera, lo cual reafirma la hipótesis fiscal de que fueron los agentes penitenciarios quienes, con su acción, participaron en el plan. Resta determinar si en los celulares de los acusados hay más datos que los comprometan, como una posible promesa remuneratoria. Según un testimonio de identidad reservada, el pago, efectivamente, existió.

El crimen

Por los datos que se desprenden del legajo, a las 17.22 del 13 de enero, dos internos de identidad aún no identificada del citado pabellón agredieron con golpes de puño y elementos cortantes a la víctima, obligándola a ingresar a la celda de seguridad del mismo pabellón.

Transcurridos cuatro minutos en el interior de dicha celda, el celador suboficial subayudante Raimondi, en un claro abuso de su función, abrió la puerta de acceso al patio externo del pabellón, donde se encontraba parte de la población carcelaria, permitiendo el ingreso de aproximadamente cuatro varones, quienes comenzaron a agredir a De La Encina.

Segundos más tarde, Raimondi abrió la puerta de acceso al patio interno del pabellón, dejándola entreabierta y, posteriormente, Aguirre la franqueó totalmente, permitiendo de este modo que ingresara un gran número de internos a la celda, donde atacaron mortalmente a la víctima. Luego, los agresores se retiraron por ambos accesos.

Quién era el recluso asesinado

El interno comenzó a figurar en las páginas policiales en 2021, cuando fue detenido con 700 gramos de cocaína en un departamento de Pellegrini y Laprida, frente a la plaza López, en el marco de una investigación federal por venta de droga.

En octubre de 2023, su situación procesal se tornó aún más compleja. Una investigación del entonces fiscal de Homicidios de Rosario Gastón Ávila lo ubicó como el instigador de un intento de asesinato cometido en marzo de ese año. La causa expuso una trama de venta de drogas con actores de clase media acomodada.

La víctima del ataque se llama Maia, quien recibió cuatro disparos en la noche del 30 de marzo de 2023 por parte de dos matones que la citaron al lado de un motel en la ruta 34. La mujer sobrevivió, pero recién pudo declarar cinco meses después. Su testimonio, junto con otros aportados por testigos (algunos reservados) y el análisis de impactos de antenas telefónicas, apuntaron a De La Encina.

La noche en que fue atacada, Maia se había acercado al motel porque, según la causa, le habían prometido 100 mil pesos y un frasco de cogollos de marihuana como parte de pago de los 3.800 dólares que el dealer del centro le debía.

“Agustín sigue vendiendo desde la cárcel y estudia derecho. El kilo de cocaína lo iban a comprar a medias; no sabe a quién, solo que tenían que pasar la frontera y no llegó. Maia empezó a reclamar dinero y allí fue cuando recibió los primeros disparos”, declaró un testigo de la causa por tentativa de homicidio hace dos años.

Esos “primeros disparos” ocurrieron en un ataque previo al intento de asesinato que la mujer no denunció. El 25 de marzo de ese año le dispararon en Cochabamba y Liniers cuando paseaba a su perro y sobrevivió solo por la mala puntería de los agresores.

Lo cierto es que De La Encina fue acusado de haber contratado a los sicarios desde su lugar de detención para que le tendieran una trampa mortal a Maia. 

En tanto, en 2024, el recluso quedó involucrado en una causa por narcotráfico en la que fue indagada Yanina Carina Alvarado, hermana del condenado jefe narco Esteban Lindor Alvarado, señalada como responsable de los 32 kilos de cocaína incautados en julio de ese mismo año en un taxi de Rosario y en un auto particular en una estación de servicio ubicada en la ruta nacional 9, a la altura de San Pedro.

Se cree que la mujer delegaba la logística del transporte de la droga en un bróker de seguros rosarino que, en ese momento, estaba preso en Coronda. Ese bróker era De La Encina.

De acuerdo con la investigación de los fiscales federales Santiago Alberdi y Matías Mené, del área de Investigación y Litigios de Casos Complejos de Rosario, Yanina Alvarado mantenía frecuentes comunicaciones telefónicas con el recluso desde hacía dos años. La celda de De La Encina fue allanada el 2 de julio, un día después de la incautación de cocaína en San Pedro.

Según la investigación, la droga era transportada desde Buenos Aires a Rosario y distribuida en la ciudad, generalmente, en taxis y remises truchos. La causa se inició por el secuestro de 10 kilos de cocaína a dos pasajeros que viajaban en un taxi el 4 de diciembre de 2023, quienes fueron detenidos en Alsina y Ocampo, en el barrio Bella Vista.

De La Encina fue allanado en su celda en la cárcel de Coronda –donde estaba alojado pese a ser un preso federal– en el marco del operativo "Jackpot" de la División Antidrogas de la Policía Federal. El procedimiento reveló su presunta vinculación con un cargamento de 30 panes de cocaína incautados en territorio bonaerense, con envoltorios que llevaban el número "777", un código asociado a la droga según la DEA.