Rodrigo Ortigala (47), el exintegrante de la banda de Esteban Lindor Alvarado que pasó al bando de Los Monos, fue liberado este martes tras haber sido imputado por haber participado en extorsiones a agencias de autos en 2021. De acuerdo a la acusación del fiscal Federico Rébola, las líneas telefónicas usadas para las intimidaciones compartieron un IMEI de un mismo teléfono en el que Ortigala usaba un chip a su nombre.
La resolución la dio a conocer la camarista Gabriela Sansó, que también liberó al cuñado de Rodrigo, Alejandro B. (34), quien estaba bajo arresto domiciliario en el mismo legajo por una discapacidad. De acuerdo a lo expuesto, la decisión de que transiten el proceso en esa condición responde a la interpretación de que no habría peligrosidad procesal.
La jueza, no obstante, impuso durante el plazo de seis meses una serie de reglas de conducta para los acusados, que consisten en la prohibición de salida de la provincia, firmas ante la Oficina de Gestión Judicial y prohibición de acercamiento o contacto con las víctimas de los hechos.
Según la imputación llevada adelante por el fiscal Federico Rébola, dos agencieros y el dueño de un galpón en 2021 sufrieron intimidaciones en nombre de Los Monos para exigirles pagos de entre 10 mil y 30 mil dólares. No era la primera vez que acusaban a Rodrigo por extorsiones, ya que fue condenado en 2023 por haber enviado información al clan Cantero para que apretara a un financista del microcentro de Rosario que tuvo que irse de la ciudad.
En la primera audiencia del caso, el juez de primera instancia Rodrigo Santana ordenó la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley para Ortigala, quien minutos antes había argumentado que su teléfono impactó en distintas antenas durante el transcurso de los delitos denunciados porque se movía con su hermana Mariana Ortigala y su pareja Rodolfo Sebastián Felipe.
Los hechos imputados
El más grave de los episodios es la tentativa de extorsión a un agenciero de Rondeau al 4100, local que en la noche del 8 de agosto de 2021 recibió ocho balazos, con un resultado colateral fatídico: Marta Agüero, una mujer de 62 años que esperaba el colectivo a unos pocos metros, sufrió un paro cardiorrespiratorio debido al susto y murió en el lugar.
Esa balacera fue el corolario de un acoso que había comenzado en abril, cuatro meses antes, cuando un supuesto cliente se presentó con la excusa de ver vehículos y, al retirarse, dijo que su jefe era “Cantero”.
Tras ello comenzó un hostigamiento por mensajes, en los que el extorsionador esgrimió un supuesto pasado oscuro del pasado del agenciero para justificar el pedido de dinero: “Hoy fue un amigo para ver si podemos llegar a un acuerdo con unos números (…) queremos 25 verdes, te cansaste de estafar y emponchar autos por años, vos y ese chaqueño que ya lo voy a encontrar”.
Los mensajes llegaron desde cuatro números distintos, pero –de acuerdo con la acusación– Ortigala cometió un error: las líneas usadas para la extorsión compartieron un IMEI de un mismo teléfono en el que Ortigala usaba un chip a su nombre, además de que los impactos de antena coincidían con la ubicación del domicilio que su hermana Mariana habitaba en Funes.
En la audiencia también fue acusado un cuñado de Rodrigo Ortigala, Alejandro B., ya que algunos mensajes extorsivos también partieron de una línea a su nombre. Según la Fiscalía, este hombre sería coautor de las extorsiones.
Los demás casos también son de 2021 y la modalidad fue la misma, aunque con menor intensidad y sin ataques armados. Una de las víctimas fue un agenciero y la otra, el dueño de un galpón utilizado como cochera, ambos ubicados en barrio Echesortu Oeste. A uno de ellos le dijeron: “Si no tenés problemas, te voy a pedir una colaboración”.
Curiosamente, el 7 de julio de 2021, al dueño de la cochera de Zeballos al 4600 le dejaron una pintada que decía “Eze pagá”, similar a la que se le había hecho en Servando Bayo al 2100 a un edificio donde vivía Leonardo Peiti, condenado como un jugador de peso en las apuestas ilegales y juego clandestino, donde escribieron “Leo pagá”.