Una vendedora de droga del barrio Parque Casas, que operaba en connivencia con un grupo policial en ese sector de la zona norte de Rosario, fue condenada este martes. Sandra Verónica Álvarez (44) aceptó un juicio abreviado por el que recibió una pena de 5 años de prisión efectiva y una multa de cuatro millones de pesos.
La resolución estuvo a cargo del juez Mariano Aliau, quien homologó en el Centro de Justicia Penal el acuerdo entre fiscal Pablo Socca y la defensa de la acusada.
El caso
El legajo cobró impulso en marzo pasado, cuando seis agentes de la brigada motorizada, una médica de policía, Álvarez y un presunto vendedor de armas de la zona norte fueron llevados a audiencia imputativa.
El fiscal Socca junto con la fiscal Karina Bartocci acusaron a los policías Marcelo Borovachi, Jesús Soria, Dylan Pérez, Lucila Bellizzi, Ricardo Font y Rodrigo Ramírez de haber participado en procedimientos presuntamente irregulares que buscaron beneficiar a Sandra Álvarez en la comercialización de estupefacientes en el barrio Parque Casas en perjuicio de organizaciones rivales.
En el banquillo de los imputados también fueron sentados la médica de policía Mara Romano y el civil Rubén "Rana" Gusmaroli, quien supuestamente vende armas en Parque Casas.
Según los fiscales, todo comenzó cuando balearon en julio del año pasado el domicilio de la vendedora de drogas en Castagnino al 1200. A partir de allí, por orden judicial, la casa fue incluida en un régimen de custodia policial que le fue asignada a la brigada motorizada. A partir de allí, la transera hizo "buenas migas" con el suboficial Soria, con quien entabló contacto frecuente.
El 18 de noviembre del año pasado, la vendedora de droga le dio datos a los agentes de que Gusmaroli ofrecía dos pistolas con cartuchos en el barrio. El suboficial Pérez se hizo pasar por comprador, se comunicó al celular del hombre y acordó un lugar de encuentro. Cuatro días después, "Rana" cayó en la trampa. Acompañado por otra persona, fue detenido por los policías Pérez, Soria, Ramírez y Bellizi, quienes se quedaron con las armas y cobraron una coima de dos millones de pesos a cambio de liberarlo.
De acuerdo a lo explicado por investigadores a Rosario3, en lugar de dejar detenidas a las dos personas con dos armas de fuego y cartuchos, solo aprehendieron a una e informaron del secuestro de una sola pistola. De esa forma, cobraron la coima, liberaron a quien pagó, y se hicieron de otra arma cuyo destino se desconoce por el momento.
“Lo dejé libre. Metí en cana al otro. Igual, nos hicimos amiguitos. A ver si el loco se pone la 10 con nosotros y nos tira alguna data. Ya le dije dónde vive, cómo se llama, qué auto tiene, todo. Por lo menos en pelotudo no se va a poner”, le dijo Soria a Álvarez, según se ventiló en una de las audiencias de la causa.
La situación no quedó allí. Soria luego le pidió el número de celular a Gusmaroli y él brindó el suyo. Lo que buscaba, de acuerdo a la exposición de los fiscales, era generar una relación en la que el hombre le dé datos que le sirvan para procedimientos de calle.
Según comentaron los fiscales, el suboficial Soria primero escribió vía Whatsapp al "Rana", pero como éste no le respondía, fue hasta su casa, donde le exigió 20 millones de pesos a cambio de no elevar datos sobre su actividad, ya que debido a eso podía ser arrestado.
El 27 de enero pasado tuvo lugar el otro procedimiento que fue objeto de la audiencia. Fue en Superí al 2000, donde fueron aprehendidos una mujer de 72 años, abuela de un adolescente que vendía droga para la banda de Marcelo "Frentudo" Fernández –rival de Sandra Álvarez–, y un hombre de 31 años que ocasionalmente había ido a comprar estupefacientes al menor.
La suboficial Bellizi sacó de su chaleco balístico nueve envoltorios de cocaína y se los plantó a la mujer para generar su detención. En tanto, el suboficial Pérez golpeó con un bastón al ocasional comprador de drogas para que éste le provea de información sobre quiénes venden en esa zona, lo tiró al piso y pisó sus manos.
A ambos los trasladaron a la comisaría 10ª por supuesta averiguación de antecedentes, pero en realidad quedaron detenidos. En el caso del hombre, en la seccional se cometió un nuevo delito, ya que la médica de policía Romano señaló que no tenía lesiones visibles, cuando en realidad la situación llegó a ser constatada 19 días después en una segunda revisión médica hecha por forenses a pedido de la Fiscalía.
“Seguí aguantando que te voy a quebrar las piernas”, le dijo Pérez, de acuerdo al relato de la víctima.
El hombre y la mujer fueron finalmente detenidos bajo la falsa excusa que vendían droga. Fueron imputados y pasaron 17 días detenidos hasta que se resolvió otorgarles la libertad y archivar el legajo.
En otra audiencia por el mismo legajo fueron acusados (por encubrimiento y quedaron en libertad), otro policía de la Brigada Motorizada, de nombre Oscar Alberto Pérez, y de la seccional 10ª, el comisario Mario Humberto Trejo, dos subcomisarios, Alejandro Marcelo Medini y Amador Pablo Ferrer, y la suboficial Fátima Aldana Bustamante.