Debe haber pocas cosas más estresantes para un político, más si tiene responsabilidades de gobierno, que un final de campaña electoral. Las pulsaciones se aceleran, la expectativa se confunde con la ansiedad y la adrenalina se impone al cansancio acumulado. A la vez, la necesidad de aprovechar las horas que quedan para hacer llegar el mensaje que se busca transmitir se vuelve imperiosa.
En eso están el gobernador Maximiliano Pullaro y la vicegobernadora Gisela Scaglia, cabeza de la lista de candidatos a diputados de Provincias Unidas en Santa Fe. En una entrevista que ambos mantuvieron con Rosario3, en el marco de un parate para hacer medios tras recorrer la provincia de punta a punta, se ve algo de ese frenesí. Scaglia muestra entusiasmo, tiene ganas de hablar. Pullaro estará al inicio de la charla y volverá al final –tiene otras obligaciones en el medio– porque no quiere que la nota termine sin dejar una consigna clara: “Les pido a los rosarinos que acompañen a Gisela. Acompañarla a ella es acompañarme a mí”.
Ambos dicen estar confiados en obtener un buen resultado el domingo por lo que recogieron de los santafesinos en estas semanas de campaña. “Nos agradecen la seguridad, que hoy se puede volver a vivir y respirar, y también las obras públicas. En Rosario hay unas 300 obras en marcha y en toda la provincia más de 1.800. Donde vayas hay una obra que le cambió la vida a alguien: el pavimento, la cloaca, abrir una canilla y tener agua, los gasoductos que se están haciendo, la tercera vía de la autopista, el puente Santa Fe–Santo Tomé. Algunas son emblemáticas, otras más chicas, pero todas transforman”, dice al respecto Scaglia.
—¿Les va mejor en el interior que en las grandes ciudades?
—(Pullaro) Nos va bien en todos lados, no es falsa modestia. En las ciudades nos valoran mucho la seguridad y, en Rosario, también la obra pública. Hace dos años la gente tenía miedo de salir a la calle. Mataban inocentes solo para dejar mensajes entre organizaciones criminales. El lema de Ciudad Futura era “Rosario sin miedo”. Hoy lo cambiaron. Eso fue fruto del trabajo del gobierno, con la vicegobernadora y conmigo. Dimos un debate muy fuerte para mejorar la seguridad: no solo operativo, también ideológico. Por eso esta elección es importante a nivel nacional. No es lo mismo ir al Congreso a reformar leyes para endurecer penas, impulsar la ley de extinción de dominio o la ley de derribo, que no hacerlo. En Santa Fe el debate fue ideológico: cuando impulsamos la ley de narcomenudeo, el garantismo jurídico se oponía porque “empoderaba a la policía”. Nosotros la empoderamos. Cambiamos el rol de la policía, dimos debates ideológicos sobre cómo debía actuar el Estado. Hoy seguimos discutiendo con el kirchnerismo esas cuestiones. No es lo mismo tener representantes que defiendan esa ideología, la que nos hizo retroceder, que tener legisladores que acompañen la pelea contra el crimen organizado.
—Ustedes plantean en esta cuestión una contraposición con el kirchnerismo. Pero también compiten con La Libertad Avanza, que coincide en algunos de esos ejes con la postura que manifiestan desde el gobierno nacional. Incluso hay una disputa por quién capitaliza la mejora en seguridad: si el gobierno provincial o el nacional.
—(Pullaro) Con el gobierno nacional tenemos una mirada diferente, no en materia penal, sino económica y de modelo. Nosotros defendemos al interior productivo, al campo, a la industria. Creemos en crecer exportando más, agregando valor a la materia prima, fortaleciendo pymes. El gobierno nacional entiende que los recursos deben ir al sostenimiento del mundo financiero, lo que se llama “timba”. Nosotros somos producción, ellos son finanzas. Somos el interior; ellos, CABA y el conurbano. Eso es lo que se discute.
—¿Pero a quién le corresponde el crédito en seguridad?
—(Pullaro) A todos. Al gobierno provincial, a la policía, al Servicio Penitenciario; al gobierno nacional que acompañó; a las justicias federal y provincial; a la Legislatura que nos dio las leyes para poner orden en las cárceles y en la calle. Nadie puede quedarse con el crédito solo. El mérito es de una política de Estado que debería ser común en Argentina y no lo es. Santa Fe marca un modelo. Nada de lo que pasó se podría haber hecho sin animarnos a cambiar leyes desde el primer día. Tuvimos la decisión de decir que el delincuente debía estar en cárceles de alto perfil y que un tercio del presupuesto se destinara a seguridad.
—(Scaglia) Lo que hicimos en Santa Fe es el modelo a replicar. Tenemos un régimen de alto perfil estricto y una cárcel diseñada arquitectónicamente para eso, mientras que el sistema federal no tiene esa dureza. Hay que unificar criterios. Acá podés subastar bienes y en el ámbito nacional no hay extinción de dominio. Lo que hicimos en Santa Fe puede servir de base para el país.
—El tono general de la campaña es esencialmente negativo. Por momentos parece una disputa entre el antikirchnerismo y el antimileísmo con poco lugar para lo propositivo. ¿No degrada eso aún más la política?
—(Scaglia) Es que vivir en la grieta es negocio para ambos lados. Nosotros planteamos una alternativa superadora: no se puede seguir viviendo en la grieta. El kirchnerismo nos hizo mucho mal, pero lo que propone el gobierno nacional es kirchnerismo con otra forma. Cuando tuvo que hacer reformas productivas no se atrevió, no hubo diálogo. El kirchnerismo no dialogaba; Milei tampoco. El ajuste no lo pagó la casta, lo está pagando la gente. La gente aceptó hacer un esfuerzo porque sabía que estábamos mal, pero hoy se hace difícil sostenerlo. Casi la mitad de los argentinos está endeudada con la tarjeta, muchos tienen dos trabajos y no llegan. La Libertad Avanza no cree en la microeconomía. Ocuparse de la macro está bien, pero después hay que pensar en el comerciante, el empleado, el consumo. Esa discusión se la lleva la grieta y no aparece la alternativa superadora que proponemos.
—Pero ustedes también hicieron campaña negativa...
—(Scaglia) Nuestra campaña se basó en lo que hicimos: mostramos obras, recorrimos sectores productivos, hablamos de leyes que hay que reformar para impulsar inversiones en Santa Fe. Hoy los industriales de Armstrong me decían que sobreviven gracias a las líneas de crédito que impulsamos. Tenemos una mirada productiva que se corre de la grieta.
—Sin embargo, por momentos se los ve compitiendo con La Libertad Avanza por ver quién es más antikirchnerista. Ellos dicen que la lista de Unidos es pseudo-kirchnerista porque el número dos, Pablo Farías, es socialista y el socialismo viene votando con los K contra el gobierno en Diputados.
—(Scaglia) El socialismo nunca estuvo con el kirchnerismo. Yo puedo demostrar lo que hice toda mi vida. No tengo a Scioli en el gobierno ni a los Menem. Soy del PRO y le ganamos a Scioli, que era el candidato de Cristina. No tengo que demostrar mi antikirchnerismo: lo fui siempre. Ahora, también creo en el desarrollo productivo, en una agenda capitalista que genere trabajo, y eso es lo que hacemos en Santa Fe. Fundar Unidos fue correrse de las ideologías y poner las ideas arriba de la mesa. Coincidimos en que debíamos defender lo que dio resultados: seguridad, eficiencia en la obra pública, equilibrio fiscal y 185 días de clases después de 14 años. Quiero correrme de la grieta para hablarle a la gente de lo que hicimos, que es mucho.
—¿Cómo ven el acuerdo del gobierno con Estados Unidos, que le pide a Milei que abra una negociación con los gobernadores?
—(Scaglia) Lo que no podés hacer en un acuerdo es condicionar a tus socios comerciales. Si alguien te dice “con China no va más”, ¿a quién le vendemos la soja? Ese tipo de condicionamientos son un atropello a la soberanía. Argentina debe dialogar con todos los países, no con una parte del mundo. Nadie conoce la letra chica de esos acuerdos, pero creo que nuestro país no puede entregarse ni a Estados Unidos, ni a China, ni a Europa. Tenemos que abrir mercados porque tenemos mucho para exportar. Si alguien viene con condicionamientos que afectan el desarrollo productivo, está mal. Y además: ¿para qué van a usar esa plata? ¿Para pagar intereses o para invertir? Si tomás 20 mil millones para contener el dólar, cuando se terminen volverás a lo mismo. El presidente debería reconocer que su plan económico inicial no funcionó, pero tiene tiempo para corregirlo. Lo que no puede ser es obstinado. Y me cuesta imaginar un cambio porque creo que está muy mal rodeado.
—El gobernador suele decir que la provincia ajustó más que la Nación. ¿Hay un equilibrio posible entre orden fiscal y crecimiento económico?
—(Scaglia): Tiene que haberlo. No hay que gastar lo que no ingresa, pero el equilibrio no puede basarse en dejar de pagar. El gobierno nacional dejó de transferir recursos a las provincias y eso es un equilibrio ficticio. Santa Fe no hace eso: tiene las cuentas ordenadas y paga a todos, desde proveedores hasta obra pública. El ajuste debe ir acompañado de una reforma tributaria seria. Hay que sincerar para qué pagamos impuestos y adónde van los recursos. No se trata de que el Estado recaude menos, sino de que administre mejor y promueva desarrollo.
—Pero usted es del PRO, un partido que acompañó muchos proyectos del gobierno nacional...
—(Scaglia) No estuve de acuerdo en varios. Si hubiera sido legisladora, no hubiera votado igual que algunos compañeros, y lo dije públicamente. El gobierno nacional tiene un problema de gestión: no puede administrar ni las finanzas ni las políticas públicas. En temas como universidad, Inta o discapacidad, faltan planes claros. No se trata de recortar por recortar, sino de gestionar bien.
—Pero a propósito de su pertenencia al PRO, que es aliado del gobierno, ¿en el Congreso que viene, en qué lugar se ve?
—(Scaglia) Más santafesina que nunca, en Provincias Unidas. No es tiempo de representar ideologías sino ideas, y de defender a la provincia.
—¿Qué rol imagina para el Congreso en los próximos dos años?
—(Scaglia) Primero, ponerle un freno real al kirchnerismo. Ellos todavía creen que pueden reabrir discusiones como el indulto a Cristina.
—Pero eso no lo puede decidir el Congreso. El indulto es una facultad presidencial…
—(Scaglia) Pero van a buscar por todos lados, incluso con el juicio político a Milei. Plantean que Cristina está proscripta, y Agustín Rossi, que es segundo en la lista de Caren Tepp, sí dice que tendría que estar indultada. Lo dicen abiertamente. Van por eso en el Congreso.
—Insisto, el Congreso no tiene facultad de indultar…
—(Pullaro) Según Agustín Rossi, sí.
—(Scaglia) En definitiva, lo que tenemos que llevar al Congreso es sensatez política. O sea, vos no podés seguir discutiendo vetos, eso es algo que está mal.
—¿Cuáles serían las prioridades legislativas para Santa Fe en el nuevo período?
—(Scaglia): La reforma del Código Penal, sin duda. Valoro que el Ejecutivo la haya puesto en debate, pero debe discutirse sin imposiciones. También una reforma laboral adaptada a las Pymes. Y desde Santa Fe tenemos que impulsar una ley que defina y proteja a la industria nacional. Brasil lo hizo; nosotros todavía no.
—Y en términos de obra y financiamiento, ¿qué esperan del gobierno nacional?
—(Pullaro) Que nos paguen lo que nos deben. Con eso estaríamos conformes. Vamos a seguir reclamando que los recursos vuelvan en obra pública, porque Santa Fe aporta casi tres veces más de lo que recibe. Queremos rutas nacionales en condiciones, convertirlas en autopistas, avanzar con obras de saneamiento y agua. Pero primero que la Nación nos pague lo que la ley establece y lo que la Corte Suprema ya falló a nuestro favor.
—En 2023 el voto a Milei y el suyo fue, en gran parte, compartido. ¿Cómo ven a ese electorado hoy?
—(Pullaro) Hay acompañamiento a las políticas del gobierno provincial. Sentimos sinergia con la sociedad, que nos pide seguir por el mismo camino. Pero también hay desilusión con el gobierno nacional: los errores del modelo económico y los casos de corrupción —Libra, Spagnuolo, Villaverde— generaron desconfianza en un electorado que exige honestidad como base de la política.
—¿Cómo imaginan la Argentina del 27 de octubre?
—(Pullaro) Una Argentina distinta, donde haya diálogo. Nadie va a tener cheques en blanco ni mayorías propias. Vamos a trabajar para que al país le vaya bien y esperamos que el presidente se deje ayudar.