Con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Meningitis este domingo 5 de octubre, expertos invitan a reflexionar sobre el impacto de esta enfermedad. Si bien es poco frecuente, la misma puede cambiar la vida de una persona y su entorno en cuestión de horas. Asimismo, advierten sobre la baja tasa de vacunación que contribuye con la prevención.

Meningitis

La meningitis puede ser de origen viral, bacteriano, fúngico o parasitario, y cada tipo afecta a las personas de manera diferente.

Por un lado, la meningitis bacteriana continúa siendo una de las formas más graves: de acuerdo con un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada seis personas que la contrae muere y una de cada cinco sobrevive con secuelas permanentes, entre ellas sordera, convulsiones, problemas neurológicos y hasta amputaciones.

Por otra parte, la forma viral suele ser la más frecuente y, en general, menos grave, mientras que las fúngicas y parasitarias aparecen sobre todo en personas con defensas comprometidas.

En el caso de la meningitis bacteriana, la cual representa la mayor amenaza por su rápida progresión y sus altas probabilidades de dejar secuelas irreversibles e incluso la muerte; expertos resaltan que el meningococo (Neisseria meningitidis) es uno de los principales agentes y responsable de la mayoría de brotes epidémicos.

“La meningitis suele manifestarse de forma intempestiva y el mayor problema es que sus síntomas pueden confundirse con cuadros más leves. Cuando la consulta médica se retrasa, el pronóstico se vuelve mucho más complejo”, explicaron.

Sintomatología

Entre los síntomas habituales se incluyen la fiebre alta repentina, dolor de cabeza intenso, rigidez de cuello, vómitos y somnolencia. En los bebés, los signos pueden ser más difíciles de reconocer y se presentan como irritabilidad, llanto persistente, rechazo a la alimentación o hinchazón de la fontanela, que es la parte blanda de la cabeza.

En casos graves de meningococo, la infección puede derivar en sepsis meningocócica, que se manifiesta con manchas violáceas en la piel (petequias) y un deterioro rápido del estado general.

Los expertos advierten que la infancia es el grupo más vulnerable. De hecho, datos del Instituto Malbrán muestran que el serogrupo B sigue siendo predominante en menores de un año y alcanzó el 95% de los casos confirmados en 2024 en este grupo etario.

A esta realidad se suma el hecho de que los adolescentes, aunque muchas veces cursan la infección sin síntomas, son los principales portadores y transmisores del meningococo, lo que los convierte en una población clave para el control de la enfermedad.

La prevención

En Argentina, las coberturas de vacunación muestran niveles por debajo de lo recomendado. La dosis indicada a los 11 años frente al meningococo apenas alcanza una adherencia superior al 60%, y en menores de 1 año, la cobertura promedio no supera el 80%, muy lejos del 95% recomendado para garantizar una adecuada protección comunitaria.

No se puede concebir que un niño muera de meningitis cuando existen vacunas para prevenirla. La vacunación temprana y el acceso a la inmunización en adolescentes son fundamentales para reducir la transmisión y salvar vidas”, subrayaron.

Cabe resaltar que, en 2020, la OMS impulsó la hoja de ruta “Derrotar la Meningitis para 2030”, que plantea tres objetivos centrales: eliminar las epidemias de meningitis bacteriana, reducir en un 50% los casos prevenibles por vacunación y disminuir en un 70% la mortalidad.

Por ende, alcanzar estas metas exige un trabajo conjunto de los sistemas de salud, los profesionales médicos y la comunidad, fortaleciendo tanto la concientización como el acceso equitativo a las vacunas.

Fuente: NA.