El llamado "burnout" es un síndrome cada vez más reconocido en entornos de mucha presión mental y emocional, como el contexto laboral o académico, que se caracteriza por la sensación de agotamiento. En los últimos meses del año, donde suelen concentrarse las cargas emocionales, laborales y estudiantiles, es más factible padecer esta problemática.
Cumplir con objetivos, cerrar proyectos, evaluar resultados, suele generar en algunas personas una sensación de presión constante. Asimismo, a este ritmo acelerado se suman compromisos personales y familiares, lo que termina por sobrecargar la mente y el cuerpo.
Para algunos expertos, el último mes y medio del año suele ser un momento de balance y autoevaluación. Sin embargo, ese ejercicio puede transformarse en una fuente de estrés cuando se combina con la exigencia de rendir al máximo, mientras que las metas no alcanzadas o los desafíos pendientes suelen dar paso a la frustración y a la autocrítica, generando un estado de tensión que impacta en el bienestar emocional y físico.
“La fatiga mental y física es una señal de alarma que no debe minimizarse. Aparecen síntomas como irritabilidad, pérdida de energía, insomnio, dolores musculares, dificultades digestivas y falta de concentración. También se observa desmotivación y una sensación de agotamiento que impide disfrutar de los logros obtenidos”, explicaron.
Además, la combinación de demandas laborales, compromisos sociales y pensamientos autocríticos puede derivar en un desgaste progresivo: “Cuando la persona se exige sin pausas ni descanso, se afecta el equilibrio emocional. El cuerpo comienza a manifestar lo que la mente no logra procesar”.
En pos de preservar el bienestar emocional en el cierre de año, así como prevenir cuadros de agotamiento/burnout, profesionales recomiendan implementar pequeñas acciones cotidianas para recuperar el equilibrio entre exigencias laborales y vida personal.
No es netamente "bajar el ritmo", sino incorporar hábitos para fortalecer la salud mental y gestionar mejor el estrés acumulado:
-Incorporar prácticas de relajación o respiración consciente.
-Organizar prioridades y distribuir mejor las tareas.
-Reservar momentos diarios para actividades placenteras.
-Poner límites saludables a los compromisos y demandas.
-Fomentar vínculos positivos y redes de contención.
-Reemplazar pensamientos rígidos o negativos por otros más realistas.
-Pedir ayuda o acompañamiento cuando sea necesario.
-Mantener rutinas saludables de descanso, ejercicio y alimentación.
-Dormir las horas necesarias para recuperar energía.
-Cultivar la amabilidad hacia uno mismo y reducir la autoexigencia.
La importancia de cuidar la salud mental
El cuidado de la salud mental en el cierre del año no solo mejora el bienestar personal, sino que también permite afrontar los desafíos con mayor claridad y energía.
“La psicoterapia ofrece recursos concretos para aprender a gestionar el estrés, fortalecer la autoestima y recuperar la motivación. Trabajar con un profesional ayuda a establecer objetivos más realistas, ordenar las prioridades y desarrollar estrategias de afrontamiento saludables”, concluyeron los expertos.
Fuente: Agencia NA.