Recientemente, UNICEF publicó en su sitio web un artículo respecto de la importancia de la vacunación en la infancia. En este aspecto, desde el organismo resaltaron que "ningún niño o niña debería morir de una enfermedad prevenible". Sin embargo, en 2024, más de 14 millones de menores de un año no habían recibido ninguna vacuna, por lo que en la actualidad son más vulnerables a enfermedades graves que pueden prevenirse, lo cual pone en riesgo sus vidas.
Ante la previsible reducción de la ayuda exterior dedicada a los programas de salud causada por los recortes en la financiación mundial, así como la creciente pérdida de confianza en las vacunas, millones de niños y niñas más podrían quedarse sin vacunar, lo que terminará con décadas de avances y provocará nuevos brotes.
En este sentido, recuerdan que "las vacunas son una de las herramientas más seguras y eficaces de la salud pública. Cada año, evitan entre 3,5 y 5 millones de muertes por enfermedades como el sarampión, la difteria, la tos ferina y la poliomielitis".
De hecho, para muchas familias, la primera vacuna de un niño o niña constituye a su vez la puerta de ingreso al sistema de atención primaria de la salud. Esto permite además acceder a otros servicios como el asesoramiento sobre nutrición o vigilancia del crecimiento.
UNICEF suministra más de 2.000 millones de dosis al año, una cifra que permite proteger contra enfermedades mortales a prácticamente la mitad de los niños y niñas menores de cinco años de todo el mundo. Además, ayuda a los gobiernos y comunidades a reforzar sus sistemas de salud, para cada infancia.
Por ello, brindan motivos que justifican el uso de vacunas en esta etapa de la vida:
-Supervivencia infantil: En los últimos 50 años, la inmunización ha contribuido a reducir un 40% la mortalidad infantil a escala mundial, lo que convierte a las vacunas en uno de los medios más eficaces para impulsar la supervivencia infantil. Desde 1974, las vacunas han salvado 154 millones de vidas, y el 95% de esas vidas corresponden a niños y niñas menores de cinco años. Solo las vacunas contra el sarampión han salvado cerca de 94 millones de vidas.
-Erradicación de enfermedades: La viruela, que en el siglo XX acabó con la vida de unos 300 millones de personas, se declaró erradicada en 1980, en gran medida gracias a las vacunas. Los casos de poliomielitis se han reducido en un 99% desde 1988, con 3.000 millones de niños y niñas inmunizados y 20 millones de personas que hoy en día pueden caminar pero que, sin las vacunas, habrían quedado paralizadas.
-Protección y la oportunidad de prosperar: La protección se está propagando, con vacunas seguras y eficaces contra más de 30 enfermedades, como el rotavirus, la neumonía, el virus del papiloma humano o el sarampión. Las vacunas contra el virus del papiloma humano pueden prevenir hasta un 90% de los casos de cáncer de cuello uterino, pero la cobertura sigue siendo desigual. La mayor parte de las muertes siguen correspondiendo a niñas y mujeres de los países de ingreso bajo y mediano, donde hay menos vacunas disponibles.
-Acceso y comunidad: Cuando las tasas de cobertura son altas, los brotes se detienen antes de que surjan. Cuando esas tasas se reducen, el sarampión suele ser el primero en aparecer. En 2024, por ejemplo, Europa y Asia Central registraron el mayor número de casos de sarampión en 25 años debido al descenso de la cobertura de inmunización. Es necesario ampliar el acceso a las vacunas para reducir las diferencias en materia de supervivencia. Más de la mitad de los niños y niñas no vacunados viven en 31 países con contextos frágiles o afectados por conflictos, con sistemas de salud, nutrición y seguridad precarios que aumentan su vulnerabilidad.
-Seguridad de las vacunas: Las vacunas se someten a pruebas estrictas y son objeto de una vigilancia continua. No suelen provocar efectos secundarios graves, y todo está previsto para detectar sistemáticamente problemas de seguridad y tomar las medidas necesarias.
Fuente: UNICEF.