Las amenazas a la salud derivadas del cambio climático se encuentran alcanzando niveles sin precedentes. Asimismo, el retroceso político en materia de acción climática amenaza con detener el progreso. Así lo determina un nuevo informe de "The Lancet Countdown on Health and Climate Change", liderado por expertos de la University College de Londres (Reino Unido), que emite un contundente llamado a "todas las manos a bordo" para acelerar e intensificar los esfuerzos para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y adaptarse al cambio climático.
Cambio climático y salud
El 9° informe anual de indicadores de Lancet Countdown, elaborado en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa el trabajo de 128 expertos destacados de 71 instituciones académicas y agencias de la ONU a nivel mundial.
El informe ofrece la evaluación más completa hasta el momento sobre el vínculo entre cambio climático y salud, con nuevas métricas que registran muertes por calor extremo y humos de incendios forestales, cobertura de espacios azules urbanos (ríos, lagos y costas) y financiación para la adaptación sanitaria, así como la participación individual en salud y cambio climático.
El balance actual presenta un panorama desolador e innegable sobre los devastadores daños a la salud que afectan a todo el mundo, con amenazas sin precedentes causadas por el calor, fenómenos meteorológicos extremos y humo de incendios forestales que se cobraron la vida de millones de personas. "La destrucción de vidas y medios de subsistencia seguirá aumentando hasta que pongamos fin a nuestra adicción a los combustibles fósiles y mejoremos drásticamente nuestra capacidad de adaptación", advirtieron.
Y añadieron: "Ya contamos con las soluciones para evitar una catástrofe climática, y las comunidades y gobiernos locales de todo el mundo están demostrando que es posible avanzar. Desde el desarrollo de energías limpias hasta la adaptación urbana, se están tomando medidas que están generando beneficios reales para la salud, pero debemos mantener el impulso. La rápida eliminación gradual de los combustibles fósiles sigue siendo la herramienta más poderosa para frenar el cambio climático y proteger vidas. Al mismo tiempo, la transición a dietas más saludables y respetuosas con el clima y a sistemas agrícolas más sostenibles reduciría drásticamente la contaminación, los gases de efecto invernadero y la deforestación, lo que podría salvar más de diez millones de vidas al año".
Sequía, inseguridad alimentaria y aumento de incendios forestales
El año 2024 fue el más calurosos registrado, con consecuencias catastróficas para la salud, la vida y medios de personas de todo el mundo. Así, la persona promedio estuvo expuesta a un récord de 16 días calurosos adicionales, potencialmente peligrosos para la salud, debido directamente al cambio climático.
Los más vulnerables son los menores de 1 año y mayores de 65, y ese año en particular experimentaron en promedio un máximo histórico de 20 días de ola de calor, un aumento del 389% y 304% respectivamente respecto del promedio anual de 1986-2005.
Además, la mortalidad vinculada al calor por cada 100.000 habitantes aumentó un 23% desde la década de 1990, con un total de muertes relacionadas al calor de 546.000 al año entre 2012 y 2021.
Por otra parte, las condiciones más cálidas y secas alimentaron las condiciones para incendios forestales con contaminación por partículas finas (PM 2.5) del humo de incendios forestales que resultó en un récord de 154.000 muertes en 2024 (un 36% más que el promedio anual de 2003-2012), mientras que las sequías y olas de calor aumentaron el número de personas que experimentaban inseguridad alimentaria moderada o grave en 123 millones en 2023, en comparación al promedio anual entre 1981 y 2010. Asimismo, los retrasos en la adopción de energías limpias y respetuosas con el clima implican que más de 2.000 millones de personas sigan usando combustibles contaminantes poco fiables en sus casas.
Los sistemas alimentarios insostenibles también impulsan el cambio climático, y las dietas poco saludables y con alto contenido de carbono contribuyeron a 11,8 millones de muertes vinculadas a la alimentación en 2022, las cuales podrían haberse evitado por medio de la transición a sistemas alimentarios más saludables y respetuosos con el clima.
Fuente: Europa Press.