De forma recurrente muchas personas, hombres y mujeres de distintas edades, se acercan a la consulta terapéutica manifestando sensaciones de un marcado descontento por su situación cotidiana. El elevado malestar subjetivo que presentan responde a la impresión de que no se encuentran en el punto que desearían en sus vidas, ya que según su valoración propia sus logros son escasos o se hallan bastaste por debajo del mínimo aceptable que en líneas generales cada uno de ellos define.

En diálogo con Rosario 3, el psicólogo Federico Martínez detalló las manifestaciones más características de este estado, las consecuencias negativas que trae aparejado y cómo abordar esta situación.

- ¿Cuáles son las principales manifestaciones de estos casos?

- Este grupo de pacientes, pese a la diversidad singular que cada historia propia plantea, presentan signos clínicos con factores compartidos. En estos casos, se observa que el estado de insatisfacción es una consecuencia de las exigencias o pretensiones que cada persona se marca o impone a sí misma. Se desarrollan criterios de valoración y evaluación propios con tintes perfeccionistas o muy elevados. La persona en cuestión espera demasiado de sí misma y nada parece ser suficiente, nada satisface o conforma, o solo lo hace de una forma temporal. Si se obtiene alguna conquista no se valora demasiado e inmediatamente se empieza a pensar en un nuevo desafío. La sensación emocional dominante en ellos es que cuanto más mejor, sin poseer en su interior una referencia que les indique o les haga sentir un punto de saciedad, de conformidad, que los ayude a sentirse realizados.

Estos pacientes construyen escenarios futuros, teorías que les indican qué deberían esperar tras la ejecución de ciertos esfuerzos personales. Por así decir, le asignan un precio a la situación, definiendo específicamente de antemano el objetivo a lograr. Se dicen a sí mismos “si no apruebo el examen estoy mal”, “si no conquisto a tal persona soy un fracaso”, “si no me dan el trabajo no sirvo”. Todo esto genera un estado de gran presión y ansiedad en el sujeto, el cual por miedo a que se cumpla ese pronóstico, muchas veces termina esquivando o evitando las situaciones al tener la impresión de que no está a la altura de los hechos, o con tal de evitar un error o equivocación que consideran inaceptable. En estas concepciones se valoran mucho más los resultados que los intentos, lo cual termino restringiendo el mundo vital de muchas personas. Prefieren no intentar con tal de evitar la chance de fallar.

- ¿Qué consecuencias negativas provoca?

- Mientras más alta es la exigencia personal, más aumenta la presión que se imponen, sintiéndose obligados a obtener éxitos permanentes. Se confunde el error, la contingencia y la dificultad, se interpretan como signos de fragilidad, de debilidad subjetiva, el paciente sostiene “no sentirse preparado o a la altura de las cosas”. Además esto genera un estado de gran ansiedad al no vivir centrado en el presente y siempre estar reclamándose más.

- ¿Se puedo intervenir sobre esta situación?

- Para modificar estas tendencias se hace necesario cambiar los criterios de evaluación que cada sujeto ha construido a lo largo de su vida. Se lo invita desde la psicoterapia a desafiar sus creencias y modos de actuar, para así influir en sus emociones y lograr sentir las cosas de otra manera. Poder permitirse pensar, pero sobre todo experimentar que el error y las frustraciones son legítimas, aceptar las dificultades y anticiparse a encontrarlas en su camino. Hay que aprender a valorarse por lo obtenido y generado en los intentos, más allá de la pretensión de un resultado absoluto y reclamado de antemano. Poder aceptar las dificultades y que no lo podemos todo no es una limitación sino, por el contrario, una posibilidad para expandir nuestras vidas y llegar más lejos.

Federico Hernán Martinez | Psicólogo Clínico | Matrícula: 5897 | Montevideo 1974 6to piso Dpto. D | 3415218024