Es mas uno de los mayores problemas que enfrenta hoy la humanidad,(y que es cada vez mayor) es este déficit de esta. Como especie, evolucionamos para adaptarnos al cambio que nos rodea, pero nuestra biología sigue siendo prácticamente la misma y con las mismas necesidades.

Estamos destinados a despertar con la luz del sol y a descansar cuando no está, a comer cuando hay comida y a ayunar cuando no la hay. Sin embargo, el avenimiento de la tecnología y la industrialización nos volvió capaces de alargar los días con electricidad, tener alimento 24hs, estimularnos a toda hora con dispositivos lumínicos y perder así nuestros ciclos naturales de sueño-vigilia y alimento-ayuno.

La luz visible incluye todos los colores del espectro lumínico 400-700 nanómetros (nm), la luz solar contiene todas las longitudes de onda, que al verse todas juntas se aprecian como color blanco.

La retina de nuestros ojos contiene sensores lumínicos (opsinas) que detectan la presencia de luz. Al recibirla, convierten la energía en impulsos eléctricos que viajan a través de nuestras neuronas hacia el cerebro, donde se liberan neurotransmisores y hormonas, aumento de cortisol por la mañana, para comenzar el día estando alertas y despiertos y melatonina, que induce el sueño es un potente antioxidante, regula presión arterial y sistema inmune, etc.

El avance de la tecnología nos expone a un tipo de luz llamada luz “azul” de baja intensidad, que nada tiene que ver con la luz natural volviéndose perjudicial para nuestro organismo.

La luz solar, a pesar de contener gran cantidad de luz azul, se equilibra al componerse también de otras frecuencias infrarrojas (no visibles) rojas y violetas, indispensables para el cuerpo humano.

La luz azul proveniente de dispositivos electrónicos (pantallas) carece de todas esas frecuencias y genera riesgos para la salud.

Si pensamos una vez más en nuestros antepasados, ellos pasaban todo el día en la naturaleza, recibiendo durante gran parte del día la luz intensa del sol y descansando bajo cielos estrellados con intensidades bajas.

Las únicas luces disponibles eran las estrellas, la luna y el fuego: todas formas de luz que emiten ondas cortas, que el ojo humando percibe como luz naranja/roja.

La exposición a la luz artificial durante la noche, especialmente de espectro azul (tv, celular, etc.) genera la supresión de melatonina en el cerebro, ya que el estímulo es suficiente para que el cerebro piense que es de día evitando el ciclo de sueño.

El desorden que generamos en nuestro organismo con esta situación puede gernerar envejecimiento prematuro, fatiga crónica, obesidad, problemas digestivos, enfermedades cardiovasculares, trastornos psicológicos, etc.

Pd: Apaguemos los  dispositivos por un rato y salgamos a ver el cosmos

Antifragil

Carlos Catuch
Lic. En kinesiología y fisiatría mat.1800/2
C.O en osteopatía

Gonzalo Demarchi
P.F  Holístico
Coach Ontológico