Según un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de España, los infartos que se producen de noche son menos graves que los que suceden durante el día. La razón es que los neutrófilos (un tipo de glóbulo blanco) son menos agresivos en este momento.

La investigación, publicada en el Journal of Experimental Medicine, muestra que los neutrófilos cuentan con un reloj interno que regula su agresividad a lo largo del día, y determina el alcance de los daños que causan al corazón tras un infarto.

Además, los investigadores desarrollaron una estrategia farmacológica en modelos experimentales en pos de bloquear el reloj molecular en los neutrófilos, manteniéndolos en un estado "nocturno" en pos de reducir su potencial dañino durante un ataque al corazón.

El sistema inmunológico protege el cuerpo contra los microorganismos que causan infecciones. A raíz de que los humanos son diurnos, la probabilidad de exposición a patógenos es mayor durante el día y, por lo tanto, el sistema inmunológico ajusta sus picos de actividad a este ritmo circadiano pero esa respuesta defensiva puede volverse dañina.

Los neutrófilos y sus ritmos circadianos

Casi la mitad del daño cardíaco después de un ataque al corazón está causado por los neutrófilos, pero este daño fluctúa a lo largo del día, lo que sugiere que hay mecanismos circadianos que limitan la actividad de los neutrófilos y protegen el cuerpo.

En pos de averiguarlo, los científicos examinaron datos de miles de pacientes en el Hospital 12 de Octubre de Madrid y confirmaron que una menor actividad de los neutrófilos por la noche resulta en infartos menos graves durante este período. De este modo, desarrollaron una estrategia farmacológica en modelos experimentales para bloquear el reloj molecular en los neutrófilos, reduciendo su potencial dañino durante el infarto.

"El compuesto imita un factor que el cuerpo produce principalmente durante la noche. De alguna manera, este factor ‘engaña’ a los neutrófilos para que piensen que es de noche, reduciendo su actividad tóxica", explicaron.

La razón de que esto ocurra es que, para los expertos, "por la noche, los neutrófilos migran a la zona dañada sin afectar el tejido sano. Durante el día, pierden esta direccionalidad y causan más daño al tejido circundante".

Puerta abierta a nuevas terapias

El estudio en cuestión es uno de los primeros en aprovechar los ritmos circadianos del sistema inmunológico para modular la inflamación sin comprometer la defensa contra infecciones: "Nos sorprendió encontrar que bloquear el reloj circadiano de los neutrófilos no solo protege el corazón, sino que también mejora las respuestas a ciertos microbios e incluso reduce los émbolos asociados con la anemia falciforme".

Para los autores, los resultados abren la puerta a nuevas terapias basadas en la cronobiología (la rama de la biología que estudia cómo los organismos vivos estructuran sus procesos fisiológicos en el tiempo), con el potencial de proteger el corazón y otros órganos de los daños inflamatorios sin debilitar las defensas naturales del cuerpo.

Fuente: EFE.