En primavera/verano, la ropa pasa por una verdadera maratón. Transpiración, cloro, protector solar y sol directo, son algunas de las adversidades a las que se enfrentan las prendas cada día. Todo ello desgasta las fibras y apaga los colores. Sin embargo, existen algunas recomendaciones para garantizar una mayor durabilidad.
Cómo cuidar la ropa en días de calor
El primer consejo es lavar con agua fría o templada. Las altas temperaturas del lavado no solo encogen las prendas livianas, sino que también hacen que pierdan su elasticidad y brillo natural.
Por otra parte, a la hora de elegir jabón, es clave seguir la premisa del "menos es más". Es decir, optar por fórmulas suaves o específicas para ropa delicada, y evitar los blanqueadores si se quieren conservar los tonos vibrantes del lino, el algodón y las telas teñidas. También es clave dar vuelta las prendas antes de meterlas al lavarropas, ya que esto reduce el roce directo y evita que se desgasten las superficies.
El secado es otro punto sensible. Aunque el sol parece tentador, la exposición prolongada puede desteñir la ropa. Lo ideal es tender a la sombra o en interiores ventilados, y, si se usa secarropas, elegir un programa corto y de baja temperatura. Además, recordar no dejar la ropa húmeda dentro del lavarropas, ya que el calor y la humedad son el combo perfecto para los malos olores.
Por último y en relación a aquellas prendas más abrigadas, se recomienda guardarlas limpias y bien secas, preferentemente en bolsas de tela o cajas respirables. Así, cuando vuelva el frío, estarán intactas y listas para usar.