El verano está pronto a llegar y el maquillaje suele ser una de las primeras víctimas. Entre la humedad, la transpiración y la intensidad del sol, muchas personas terminan renunciando a sus productos favoritos. Sin embargo, la clave no está en eliminar pasos, sino en adaptarlos. La idea es pensar el make up como una construcción liviana, por capas finas y resistentes al clima.

Make up a prueba de calor

Para los expertos, el primer gran aliado es la preparación de la piel. Con las temperaturas altas, la hidratación ligera se vuelve fundamental, y las fórmulas en gel o tipo sorbet funcionan muchísimo mejor que las cremas pesadas. Sumado a eso, un buen primer matificante o de larga duración ayuda a que la base se adhiera y no “resbale” con el calor.

Para ojos y labios, conviene optar por versiones waterproof o de larga duración (blogger.com)

Otro punto clave es elegir productos estratégicamente. Las bases fluidas y de acabado natural suelen tolerar mejor la humedad que las fórmulas muy cubritivas. Muchas maquilladoras recomiendan aplicar poca cantidad, difuminar bien y sellar únicamente en las zonas necesarias con polvo traslúcido. Para ojos y labios, conviene optar por versiones waterproof o de larga duración, como delineadores en gel, máscaras resistentes al agua y labiales que no dependan del acabado cremoso.

El sellado también es parte del combo ganador. Los sprays fijadores (especialmente los que equilibran hidratación y control de brillo) ayudan a que todo el look se mantenga firme incluso en jornadas de más de 35 grados. Si el día es muy húmedo, se puede reforzar la técnica del “sandwich”, la cual implica sellar después de la base, volver a trabajar con polvo en zonas específicas y finalizar con fijador.

Los sprays fijadores ayudan a que todo el maquillaje permanezca firme (druni.es)

Por último, no deben olvidarse los retoques inteligentes. Los papeles matificantes son un recurso fundamental para absorber brillo sin mover el maquillaje, y pueden acompañarse con un toque mínimo de polvo si hiciera falta. El objetivo ya no es controlar cada gota de transpiración, sino lograr que el make up conviva con él sin desarmarse.