Con la primavera pisando los talones, las nuevas temperaturas traen consigo flores, sol tibio y también esas lluvias repentinas que pueden sorprender a cualquiera en plena calle. Pero que caigan unas gotas no significa resignar estilo: la moda de entretiempo permite jugar con prendas prácticas y, a la vez, alegres.
La lluvia primaveral y el mantenimiento del look
El primer aliado es el clásico piloto o impermeable. Hoy se reversiona en tonos claros o pasteles que aportan frescura y se alejan del típico negro. Sumados a unas botas de agua cortas o zapatillas resistentes, se convierten en la fórmula ideal para recorrer la ciudad sin perder onda.
Otro truco está en los accesorios. Un paraguas transparente o con estampados coloridos puede transformar un día gris en una postal divertida. También los bolsos impermeables o mochilas con recubrimiento plástico permiten sumar estilo sin preocuparse por la lluvia.
Por último, la clave está en los contrastes. Combinar prendas ligeras como vestidos o faldas con camperas livianas, chalecos o buzos de colores vibrantes ayuda a mantener el espíritu primaveral. Así, la lluvia se vuelve solo un detalle: la moda se adapta y demuestra que se puede brillar incluso bajo las nubes.