Guardar el whisky no es tan simple como dejarlo en una repisa luminosa: la luz solar directa puede generar una reacción en combinación con los compuestos del destilado y arruinar sabores, aromas e incluso el color con el tiempo. Para ello, los expertos realizan algunas recomendaciones más allá de buscar un lugar oscuro y fresco, lejos de ventanas y calor artificial.
Almacenar whisky en casa
A diferencia de las reglas del vino, el whisky se conserva mejor en posición vertical ya que su alto contenido alcohólico puede corroer la tapa si se queda de costado, lo que facilita que se escape el líquido. Asimismo, para que el corcho no se seque y se rompa (terminando con pedacitos en la bebida), bastan unos movimientos suaves cada dos semanas para humedecerlo un poco con el propio líquido.
Una vez abierta, la botella de whisky conserva su mejor gusto entre seis meses y un año, siempre y cuando se vuelva a cerrar bien, se evite el aire y se siga manteniendo en un lugar fresco y oscuro.
Por otra parte, el whisky no necesita frío extremo. Contrario a ello, temperaturas bajo cero pueden apagar los matices, por lo que resulta mejor mantenerlo tranquilo a temperatura ambiente.
Como última recomendación, si la botella ya está a medio terminar, una buena estrategia es pasar el contenido a un recipiente más chico. De este modo, se reduce el oxígeno y se evita que el sabor se desvanezca tan rápido.